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Para los amantes del futbol soccer, esta Champions League ha sido un espectáculo único. Han podido presenciar unos encuentros llenos de emociones y resultados inesperados, que incluso algunos expertos llamarían “ilógicos”. Particularmente, los tres últimos partidos del Real Madrid, que enfrentaron al Paris Saint-Germain, el Chelsea y el Manchester City, han generado interminables conversaciones. Cuando el equipo español estaba, ante los ojos de los demás, prácticamente derrotado, pudo generar jugadas, con desempeños individuales y de equipo inesperadas. El resultado han sido remontadas del Madrid que han sido consideradas históricas sino épicas y lo han colocado en posibilidad de ganar su copa numero 14 en esta competición Europea.

Este fenómeno, además de dejar emociones en el campo y la tribuna, nos deja una lección sobre cómo los equipos de alto desempeño logran sobreponerse a momentos de dificultad. Y es que remontar marcadores abultados en pocos minutos ante rivales de esa talla, no sucede todos los días. Es un fenómeno que tiene su reflejo en el ámbito empresarial.

 En estos momentos de incertidumbre y de cisnes negros, rondando el mundo, nos debemos preguntar cómo un equipo extraordinario puede tener en su ADN los elementos para navegar de manera unida y sobreponerse a cada dificultad exitosamente, sacando lo mejor de sí mismos una y cada vez.

La pregunta es: ¿Existe una fórmula secreta, o es únicamente el factor suerte el que juega en estos casos? Afortunadamente, la ciencia del comportamiento nos da luz sobre las condiciones que debe tener un equipo para enfrentar y superar juntos situaciones adversas. En 2012, Patrick Lencioni, autor y especilista en gestión de equipos, escribió una fábula gerencial llamada: “Las Cinco disfunciones de un equipo: una historia de liderazgo”. En su trabajo, Lencioni describe de manera impecable las capacidades (o ante su carencia, las disfunciones) que debe tener un equipo para poder desempeñarse de forma cohesionada y eficaz. Analizamos cada una, comenzando con la base de todas ellas, ya que se constituyen como una pirámide que se inicia en su base.

 

  1. La confianza. Es el primero y más importante ingrediente de un equipo excepcional. El conocer de manera profunda y abierta las fortalezas y las debilidades de cada integrante es fundamental para el buen funcionamiento del equipo. Es saber pedir ayuda en el momento adecuado y permitirse ser humilde y vulnerable para decir “no” o “no puedo”, en los momentos críticos. Es tener la seguridad psicológica y saber que el equipo opera bajo este código de confianza emocional. Ser abiertos, sin filtros. Los equipos de alto desempeño han desarrollado esta confianza que los hace, ya en el campo, invencibles.

 

  1. La gestión efectiva de los conflictos. Los equipos que tienen confianza no temen la confrontación ni el diálogo apasionado sobre los temas o decisiones que sean clave para el éxito de este. No tienen miedo a expresar su desacuerdo, retar y cuestionarse entre ellos, en el espiritu de encontrar la mejor solución. Sin embargo, lo hacen siempre con respeto al compañero y enfocados en el tema de discusión, no en la persona.  

 

  1. Compromiso. Una vez discutidos y airado los temas, los integrantes asumen como propias las decisiones del equipo, aunque incialmente no hayan estado de acuerdo y no se haya logrado un consenso. Hay claridad absoluta de la estrategia y los acuerdos a seguir. No hay espacio para dudas.

 

  1. Responsabilidad (Accountability). Una vez claros el compromiso y los acuerdos, los miembros del equipo asumen la responsabilidad de cumplirlos con los más altos estándares, y también se aseguran de que los demás hagan su parte. Incluso, algunos integrantes van mas allá de lo acordado y sobrepasan los estándares esperados y se sacrifican por el bien del equipo.  

 

  1. Resultados de equipo. Los equipos que confian unos de otros, que gestionan sus conflictos, se comprometen con las decisiones del equipo. Se sienten responsables de ejecutar sus funciones con excelencia y ponen el foco en el logro del resultado en equipo. Sin agendas personales, sin divisiones de posición ni agendas ocultas. Aquí nadie gana o pierde por separado….o todos pierden o todos ganan.

 

Durante los tres últimos partidos del Real Madrid en la Champions, vimos destellos de estas capacidades que lo llevaron a la final. La aceptación de la formación inicial, los ajustes a medio tiempo y los cambios, el involucramiento de todos en la recuperación del balón, el deseo de tenerlo (no les “quemaba”), jugarlo y generar peligro al rival. El pasarlo al espacio, sabiendo que ahí estará siempre un compañero. El acercarse al coach a sugerir cambios; el recordarle al equipo que se debía seguir intentando “hasta el final”, y que cada jugador desempeñará su posición lo mejor que pueda, sabiendo todos las capacidades de cada jugador en el campo. Como ingrediente secreto, una afición y una expectativa de siempre ganar, todos y cada uno de los encuentros. Un orgullo de pertenecer a un equipo grande, donde los jugadores quieren ser parte de algo único, construyendo la leyenda en cada partido que juegan.


La final de la champions será un encuentro de grandes. Dos equipos que se encuentran ejecutando al más alto nivel de desempeño. Dos equipos que tienen hambre de ganar. Será simplemente un partido donde 22 jugadores tratarán de ejercer esas cinco capacidades para que su equipo gane. Suerte o no, ADN o no, presenciaremos un espectáculo increíble, donde todo lo impensable puede pasar. Donde el fútbol y sus aficionados ya ganaron. Ahora, les toca a los equipos danzar y salir a divertirse.

¿Podrá el Real Madrid conseguir su 14va Champions?

Este sábado lo sabremos.        

 

Por Rogelio Salcedo, Socio de OLIVIA México.

 

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