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La Inteligencia Artificial representa un desafío para las organizaciones equivalente al que en su día representó la revolución industrial. Dedicar tiempo y recursos a entender cuál es la fuerza que la impulsa puede marcar la diferencia entre aprovecharla o sucumbir a ella en un futuro no tan lejano.

«Colegas del año 2023. Me dirijo a vosotros desde el año estelar 2030, desde un mundo transformado en el que las ruinas del pasado coexisten con las promesas del futuro. En este nuevo amanecer postapocalíptico, estamos siendo testigos del declive inevitable de las estructuras organizativas tradicionales. ¿La razón? La inteligencia artificial (IA), ese prodigio tecnológico que una vez fue nuestra creación más brillante ha evolucionado más allá de nuestras expectativas, llevando a las organizaciones a un camino sin retorno.

En este nuevo mundo, las máquinas dotadas de IA no solo realizan tareas repetitivas.

También analizan datos complejos, se adaptan a los cambios de manera más rápida y eficiente que cualquier ser humano y hasta toman decisiones estratégicas. En ese camino, la automatización y la inteligencia artificial han desafiado la necesidad de las estructuras jerárquicas tradicionales. En consecuencia, han redefinido completamente la forma en la que trabajamos. 

Hoy tenemos comités de dirección donde existe la diversidad, mitad de los miembros son hombres y mitad IA, incluso tienen sus propios nombres.

Además, todo comité directivo cuenta con un integrante generado por IA, cuya función es validar y dimensionar cuán reales son las propuestas de los humanos a la hora de desarrollar los planes estratégicos de las compañías.

En un mundo donde la IA es la norma, las organizaciones han dejado de depender de la fuerza laboral humana para las tareas rutinarias y han abierto paso a un enfoque más colaborativo, se ha desarrollado la inteligencia aumentada. Los equipos humanos ahora trabajan junto a algoritmos y robots avanzados, fusionando la creatividad, la intuición y el pensamiento crítico humanos con la velocidad y precisión de la inteligencia artificial. Gran parte de ello tiene que ver con la ingente inversión que las empresas han destinado a este nuevo mundo: 189.600 millones de euros en 2022, según datos de la Universidad de Stanford.

Los equipos humanos ahora trabajan junto a algoritmos y robots avanzados

Sin embargo, si algo hemos aprendido en estos ocho años desde la llegada de ChatGPT es que no fue el dinero lo que marcó la diferencia. Para lograr que este nuevo mundo sea realmente un mundo feliz, y no como el de la pesadilla de Aldous Huxley, hacían falta las personas. Fueron ellas las que lograron liderar y generar esa sinergia de la que hoy disfrutamos.

Líderes para un mundo feliz

En este nuevo mundo, los líderes ya no son simplemente jefes, son mentores que guían a sus equipos en un viaje hacia la innovación y la adaptabilidad.

La empatía, la resolución de problemas y la capacidad para inspirar se han vuelto más valiosas que nunca en un escenario en el que las máquinas manejan las tareas operativas.

Pero llegar hasta este punto, claro está, no ha sido un camino de rosas: ha requerido romper con algunas de las «vacas más sagradas» del mundo laboral tal y como lo conocíamos allá por 2022, cuanto la IA nos mostró por primera vez la proyección que podía llegar a tener con la primera versión de ChatGPT. 

Su llegada puso en tela de juicio las dinámicas creativas de las que los humanos nos creíamos dueños y señores.

Sin embargo, la llegada de la IA generativa a nuestras vidas no solo nos ha enseñado a repensar cómo producir valor creativo, sino también a repensar toda la cadena de valor creativa, incluyendo la jerarquía que ello requería.

Fusión de imaginación y tecnología

En este nuevo paradigma, la resiliencia y la habilidad para aprender y –sobre todo– para adaptarse a un escenario en constante cambio se han convertido en diferenciales. Por eso, hoy sabemos que una gestión adecuada del cambio y abrazar la colaboración con la IA nos permitirá prosperar en este mundo postapocalíptico. La educación continua y el constante desarrollo de habilidades se vuelven esenciales para mantenernos relevantes en un entorno laboral que cambia rápidamente.

Hoy sabemos que una gestión adecuada del cambio y abrazar la colaboración con la IA nos permitirá prosperar en este mundo postapocalíptico

Lo que ha quedado demostrado en estos años es que la IA no era el fin de las organizaciones.

Todo lo contrario: es el comienzo de una era donde la imaginación y la tecnología se fusionan para crear un futuro que solo podíamos soñar. Atrás quedaron definitivamente esos tiempos en los que nuestra vida y nuestra realidad parecían destinadas a quedarse enfrascadas en la continua repetición de logros pasados. Por primera vez, hoy somos capaces no solo de soñar el futuro, sino de rediseñarlo.

Compañeros de 2023, estáis ante una oportunidad única para reinventar las organizaciones, los itinerarios académicos y, lo más importante, la forma de pensar. Porque sois vosotros, aunque todavía no lo sabéis, quienes verdaderamente vais a ser capaces de encauzar la fuerza de la IA


Por Oscar Velasco, socio director de transformación de OLIVIA España.

Leer articulo original de Ethic  aquí

 

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