61Tanto en el competitivo mundo de los negocios como en el deporte clase mundial, tener equipos de alto rendimiento se torna un imperativo para lograr objetivos ambiciosos.

Aprovechando que se cumple un año de la obtención de la copa del mundo Qatar 2022 por la selección argentina de fútbol, quiero exponer 3 lecciones que se pueden extrapolar al ámbito empresarial.  

1. Más “NOSOTROS” y menos “YO”.

Desde el mejor jugador del mundo (Leo Messi) hasta el utilero “jugaron para el equipo”, en lugar de buscar sobresalir individualmente. Cuando el director técnico Lionel Scaloni decidió “meter mano” y sustituir a algunos titulares indiscutidos por jugadores con mucha menos experiencia, todo el grupo se mantuvo unido. Cambió nombres, posiciones y esquemas, sin apegarse a ninguna “receta”, desatendiendo el conocido mantra “equipo que gana no se toca”. Aunque estoy seguro de que algunas de las estrellas del equipo se frustraron con la decisión del técnico, no hubo berrinches ni caras de traste o enojo en el vestuario. Por el contrario, todos siguieron dando lo mejor de sí para lograr los objetivos.  

 

2. El liderazgo ejemplar de un primus interpares.

Messi ejerció un liderazgo ejemplar. Entre los argentinos, nadie duda de que, en esta copa, “el 10” fue el capitán que necesitaba el equipo. Lideró con su ejemplo tanto dentro como fuera de la cancha, en la victoria y, principalmente, en la derrota. Se ocupó del bienestar de sus compañeros, así como de su rendimiento. Les dio la oportunidad a cada uno de los jugadores de tener protagonismo para que se sientan piezas fundamentales. El vínculo que se generó entre Messi y el resto de los integrantes de la delegación logró que cada uno dé lo mejor de sí, dejando los egos de lado. Todavía nos conmueve la foto de Messi abrazando a Antonia Farías, una de las cocineras de la albiceleste, a los pocos instantes de ganar el título. 

  

3. La forma en que lograron manejar la presión de “tener” que ganar un título después de 28 años de frustraciones, con 45 millones de personas “exigiendo” resultados.

Tanto los jugadores como el cuerpo técnico fueron meticulosos en su preparación, poniendo el foco en aquello que estaba bajo su control. Disminuyeron las distracciones externas, aceptando, sin dramatizar, que la jornada tendría momentos muy difíciles que pondría a prueba su funcionamiento como equipo. Lograron disfrutar del proceso, sabiendo que eran privilegiados por poder vivir momentos únicos e irrepetibles en sus vidas. Entendieron que la presión estaba destinada a unos pocos elegidos y la relativizaron poniéndose en el lugar de miles de compatriotas a los que les estaba costando poner un plato de comida en la mesa familiar.    

Por último, lograron conectar con la pasión de los aficionados, transformando la presión en una fuente de energía positiva.  

La transformación de la selección argentina de fútbol puede ser un espejo para las empresas en la búsqueda de equipos de alto rendimiento. Un propósito común que une al grupo y potencia los intereses individuales  es fundamental para mejorar la productividad, la motivación y el compromiso de los colaboradores en una organización. Al igual que un equipo deportivo se conecta con millones de seguidores, la experiencia de empresas que conectan con el propósito de su labor con un impacto significativo en la vida de las personas demuestra cómo este enfoque puede revitalizar equipos y mejorar resultados.  

A un año de terminado el Mundial de Qatar, el éxito de la ‘Scaloneta no solo fue el resultado de habilidades individuales, sino de la transformación hacia un propósito colectivo. Estas lecciones pueden inspirar y guiar a las empresas hacia la construcción de equipos de alto rendimiento.

¿La clave? Entender que el rendimiento individual es importante, pero es el compromiso hacia un objetivo común lo que desencadena la grandeza de un equipo, ya sea dentro de la cancha, así como en la empresa. 

Por Ricardo Kofman, director asociado de Olivia en la Comunidad Valenciana 

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