Muchos directivos de empresas hoy día se enfrentan a procesos de transformación digital pensando en primer lugar en las herramientas tecnológicas que quieren implantar para acometer la digitalización, pero se olvidan de poner el foco en las personas que van a usar esas nuevas herramientas y en transformar la cultura empresarial para que el cambio tenga sentido y sea realmente efectivo. Porque en cualquier transformación (incluida la digital) que queramos llevar a cabo dentro de una organización, la clave está siempre en el factor humano, y para que el proceso culmine con éxito, todo debe comenzar y terminar en las personas.
El camino de la transformación digital requiere de una serie de factores fundamentales a tener en cuenta, y que podrían equipararse a los desafíos a los que se enfrentan Astérix y Obélix en la película ‘Las doce pruebas de Astérix’.
En la primera prueba, el protagonista demuestra su capacidad para correr más rápido que Merinos, el campeón de los Juegos Olímpicos. Para lograr esta hazaña, Astérix no solo cuenta con la poción mágica, sino también con su habilidad y preparación. De la misma manera, en una transformación digital, no es suficiente contar con la tecnología más avanzada si no se tiene un equipo de personas comprometidas, capacitadas y preparadas para aprovecharla al máximo.
En la segunda prueba, Obélix debe arrojar una jabalina más lejos que Kermes el Persa. Aunque la jabalina de Kermes termina en América del Norte, la de Obélix logra mantenerse en una órbita estable y persigue a Kermes alrededor del mundo. Este desafío demuestra que, aunque podamos caer en la tentación de que todo lo nuevo es mejor, es conveniente que nos apoyemos en las fortalezas con las que ya contamos.
El tercer reto implica la derrota de Cilindric el Germano, quien vence rápidamente a Obélix con una técnica de lucha desconocida. En este caso, Astérix interviene y pide demostraciones, que eventualmente dejan a Cilindric atado en nudos. Esto nos muestra lo importante que es, ante desafíos complejos, tomarnos tiempo para escuchar, aprender e incluir capacidades y habilidades que no teníamos previamente.
La cuarta prueba implica cruzar un lago, pero a mitad de camino se encuentra la isla del Placer, habitada por hermosas sacerdotisas. Obélix se distrae con su belleza, pero finalmente logra superar la tentación y cruzar el lago. Esto representa la importancia de mantener el foco en los objetivos marcados, incluso cuando se presentan dificultades o distracciones como incorporar nuevas tecnologías o herramientas que no están alineadas con los objetivos de la organización.
En el quinto reto, Astérix debe sobrevivir a la mirada hipnotizante de Iris el Egipcio. Para lograrlo, se dedica a distraerlo constantemente, provocando que Iris se hipnotice a sí mismo. De aquí extraemos la importancia de la creatividad y la innovación: es esencial pensar fuera de lo convencional y encontrar soluciones imaginativas.
La sexta prueba de la película consiste en terminar toda la comida de Mannekenpix el Belga. Al igual que la necesidad de adaptarse de golpe a nuevos procesos y herramientas digitales, puede ser abrumador al principio. Por eso, es importante tener en cuenta que la tecnología no es el fin en sí misma, sino un medio para lograr objetivos y mejorar la eficiencia y la productividad. Es tan peligroso ir demasiado lento como querer ir tan rápido que la organización no tenga tiempo a “digerir” esos cambios.
Los retos séptimo y undécimo tratan de sobrevivir a la Cueva de la Bestia y a la Llanura Embrujada. Podrían compararse con la necesidad de enfrentar el miedo a lo desconocido y la resistencia al cambio. Los empleados pueden sentirse intimidados o inseguros acerca de los cambios que se avecinan, y es importante proporcionar un entorno seguro y de apoyo para que puedan superar estos obstáculos.
La octava prueba se basa en encontrar el Formulario A-38 en la Casa que Enloquece. Que sería equivalente a navegar por el laberinto de la burocracia y los procesos obsoletos en la organización. Las empresas deben ser conscientes de que la transformación digital no se trata solo de adoptar tecnología, sino de simplificar y optimizar los procesos existentes para mejorar la eficiencia y reducir los costes. Es importante involucrar a los empleados en este proceso y alentarlos a sugerir sus propias ideas de mejora.
La novena prueba consiste en atravesar un precipicio en una cuerda invisible, sobre un río lleno de cocodrilos. Las empresas necesitan encontrar un equilibrio entre la innovación y la estabilidad. Si bien es importante ser innovador y adoptar nuevas tecnologías, también lo es mantener una base sólida y estable para la organización. Las empresas deben asegurarse de que no se pierda de vista el objetivo final, y que se tomen medidas para mitigar los riesgos.
El décimo reto es subir a la montaña y responder el acertijo del venerable Anciano de la Montaña. Lo relacionamos con la necesidad de mantener un enfoque en los objetivos empresariales a largo plazo, en lugar de enfocarse únicamente en los beneficios a corto plazo. Esos objetivos, claros y realistas, deben trabajarse en estrecha colaboración con los empleados.
La última prueba consiste en sobrevivir al Circo Máximo en Roma. En el mundo empresarial, esto puede representar la necesidad de adaptarse a nuevas circunstancias y competir con empresas más grandes y avanzadas tecnológicamente. Para sobrevivir es necesario ser ágil y flexible, y estar dispuesto a cambiar de estrategia si es necesario. Y, sobre todo, crear una conciencia de equipo y de pertenencia, lo que permite salir adelante incluso en las situaciones más comprometidas.
En definitiva, la transformación digital de una empresa puede ser una tarea desafiante, pero es esencial para mantenerse competitivo en un mundo cada vez más tecnológico. Al igual que Astérix y Obélix, las empresas deben estar dispuestas a enfrentar nuevos retos y adaptarse a las circunstancias cambiantes para sobrevivir y prosperar.
Por Oscar Velasco, socio director de transformación de OLIVIA en España.
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