Los expertos mundiales coinciden en que una mayor presencia de mujeres en cargos ligados a la alta dirección de las empresas incide en mayores niveles de innovación, competitividad, crecimiento y en
procesos de transformación digital más sólidos.
No se trata únicamente de un acto de justicia: la inclusión de un mayor número de mujeres en cargos de alta dirección de las organizaciones promueve mayores niveles de crecimiento y competitividad, tal como lo viene especificando el World Economic Forum (WEF) desde la edición 2017 del estudio Global Gender Gap.
El tema gana terreno en las agendas de prioridades de las empresas de todo el mundo. Incluso, las Naciones Unidas incluyeron la paridad de género en puestos directivos como uno de sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (el indicador 5.5.2). Y si bien todo parece indicar que estamos transitando en la dirección adecuada, ya que los porcentajes están en aumento, seguimos estando lejos de la paridad.
Algunos ejemplos. La consultora Grant Thorton estimó en su estudio anual de 2023 que apenas el 32,4% de los puestos de alta dirección en empresas medianas están ocupados por mujeres. Un incremento de medio punto porcentual respecto de lo que había ocurrido doce meses antes. Latinoamérica, en este punto, nos llena de optimismo: está más avanzada (36.9%, según CEPAL) y crece a mayor velocidad (2%) que el promedio global. Es la segunda mejor región, detrás tan solo del Sudeste Asiático, que ya alcanzó el 40%.
¿Cuáles son los desafíos que quedan pendientes para romper realmente las barreras de desigualdad? Por un lado, avanzar sobre procesos de toma de decisiones que eliminen los sesgos vinculados con la equidad de género. Por el otro, desarrollar perspectivas y enfoques que contemplen el punto de vista social y real de la mujer. ONU Mujeres, por lo pronto, detectó que las mujeres dedican entre 1 y 3 horas más que los hombres a las labores domésticas y entre 2 y 10 veces más de tiempo diario a la prestación de cuidados (a hijos, personas mayores y enfermas).
Estos datos demuestran cómo el esfuerzo de las mujeres y el nivel de exigencia es mayor, como dice America Ferrera en la película ‘Barbie’: Tienes que tener dinero, pero no puedes pedir dinero, porque eso sería grosero. Debes ser jefa, pero no puedes ser dura. Debes liderar pero no puedes aplastar las ideas ajenas”.
Está claro que no se trata de una tarea sencilla. Sin embargo, cuando el avance es sostenible, los resultados suelen estar siempre por encima de las expectativas. La mencionada recopilación realizada por ONU Mujeres, por ejemplo, destaca que cuando el número de mujeres ocupadas aumenta, las economías crecen.
Además, se estima que las compañías con tres o más mujeres en funciones ejecutivas superiores registran un desempeño más alto en todos los aspectos de la eficacia organizacional.
Cuando se pone el foco específicamente en los proyectos de transformación digital, las ventajas se multiplican. La mayor diversidad promueve un número más alto de ideas y una divergencia de perspectivas y experiencias que lleva a soluciones con mayor impacto, tanto en lo social como para el negocio. Dicho de otra manera: la equidad es un motor para la innovación.
Cuando los equipos están formados de manera equitativa, se elevan los niveles de comunicación efectiva, escucha activa y empatía. Se logra no solo la mejora de la capacidad del equipo para gestionar el cambio de manera eficaz y promover una cultura de trabajo colaborativa, sino que aumenta la motivación de los equipos y ayuda a mejorar la atracción y retención de talento.
"Como mujer siento que tenemos responsabilidad de abanderar esta necesidad, impulsando la paridad de género en la organizaciones y desde mi rol como socia Olivia, siendo empática y ayudando a más mujeres a tomar decisiones que les posicionan en puestos de dirección".
Como finaliza America Ferrera en su discurso de la película ‘Barbie’: “Ya me cansé de verme a mí misma y cada una de las mujeres del mundo hacer hasta lo imposible para que los demás nos quieran”, se trata de cambiar la mentalidad e impulsar la perspectiva de valorar y ser valorada con una mirada justa a cada mujer por todos sus resultados de forma equitativa, siendo conscientes de que la equidad de género en puestos directivos y en cargos de responsabilidad es mucho más que un acto de justicia: es la llave que enciende el motor de un círculo virtuoso de talento, innovación, competitividad de largo plazo y mejora continua.
Por Irene Marqués, socia de Olivia México