En el cruce entre la tecnología y la filosofía, exploramos cómo la inteligencia artificial redefine nuestra relación con la tecnología y por qué el arte de hacer preguntas es ahora más vital que nunca.
La inteligencia artificial (IA) ha pasado a ser crítica para los negocios en la actualidad y se prevé que su importancia seguirá en alza. Según Accenture, la mayoría de las empresas exitosas invierten en IA, y se proyecta que el mercado global de IA alcance los 1.81 billones de dólares para 2030. Forbes reafirma que la IA está siendo adoptada por un gran número de empresas y se espera que aquellas que la incorporen sean mucho más eficientes. A su vez, Harvard Business Review señala cómo la IA está abriendo nuevas fuentes de datos para análisis en las empresas.
En esta era de transformación digital, la IA se ha vuelto un componente esencial en operaciones y estrategias empresariales. Según McKinsey, entre el 50% y 60% de todas las organizaciones utilizan IA, estadística respaldada por Deloitte que afirma que el 77% de las empresas ya han adoptado la IA o planean hacerlo.
Pero más allá de su aplicación en el mundo empresarial, la IA está cambiando nuestra relación personal con la tecnología. Volviendo a los tiempos de los primeros filósofos y el nacimiento del método mayéutico de Sócrates, aprendemos que las respuestas a preguntas significativas a menudo están en nosotros mismos.
En el contexto de la IA, esto implica la necesidad de formular las preguntas correctas para sacarle el mayor provecho. Mientras más precisas sean nuestras preguntas, más asertivas serán nuestras respuestas, permitiéndonos obtener mejores ideas y tomar decisiones más acertadas.
En este contexto, la teoría del esencialismo de Greg McKeown ofrece una perspectiva valiosa. El esencialismo nos enseña a discernir lo realmente crucial y descartar lo superfluo. Aplicando este enfoque a la IA, podemos comenzar a formular las preguntas adecuadas de la manera correcta. Recordemos que nosotros definimos el propósito y la dirección de la IA. Al hacer las preguntas correctas, podemos guiar su desarrollo para potenciar nuestros objetivos y eficientizar nuestro trabajo, sacando nuestro máximo potencial y enfocándonos en donde realmente agregamos valor.
En estos tiempos de cambio constante, las preguntas superan a las respuestas. Las respuestas pueden variar con el tiempo, pero las preguntas adecuadas nos orientarán hacia el futuro que anhelamos. Así que sigamos preguntando, explorando y descubriendo. Al fin y al cabo, cada pregunta nos lleva un paso más hacia un futuro mejor.
Fuentes: : Accenture : McKinsey : Forbes : Harvard Business Review : McKinsey : Deloitte : Greg McKeown, Essentialism
Por Guido Olomudzski, Director de transformación en Olivia Brasil