NOTA (transcripción de Revista Apertura en papel de semana 20 Abril 2020, página 8)
Con la creatividad como parte de su ADN fundó su consultora de transformación organizacional hace nueve años tras más de dos décadas trabajando para grandes empresas.
Por qué abandonó su carrera como contador para abrazar el coaching. Así como los boxeadores se golpean el pecho antes de entrar al ring o los futbolistas se entrelazan en una ronda en torno a su capitán, Alberto Bethke también tiene su propio ritual de motivación antes de una reunión. `Siempre me gustó el rock, cuanto más duro mejor. Me hace correr la sangre por las venas`, asegura el fundador y número uno de Olivia, consultora especializada en transformación organizacional. Se declara fanático de Led Zeppelin, Deep Purple y el punk. Luego de más de 20 años trabajando en numerosas empresas, el ejecutivo decidió dar el salto y comenzar su propio emprendimiento en 2011, en el cual ahora se enfoca en su expansión internacional. `El que domina los números, domina el mundo`, le comentó su padre. Esto le quedó grabado a Bethke y por eso decidió estudiar para contador público en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Sin embargo, recuerda que, en comparación con la escuela secundaria, la carrera de grado la hizo ´de taquito´. `La exigencia en la facultad fue baja. Estudiaba poco y en el medio preparaba materias libres`, detalla. Fue así como se adelantó un año y medio a sus compañeros. Asimismo, mientras cursaba el tercer año, recibió una carta de parte de Arthur Andersen, consultora enfocada en auditorías, para sumarlo a sus filas, por loque estudiaba y trabajaba a la vez. Y describe: `Esa experiencia laboral resultó una escuela de esfuerzo, excelencia y disciplina. Me hizo muy bien, más allá de que no había nacido para la contabilidad`. Aunque aún no lo tenía tan claro, Bethke internamente ya le había puesto fecha
de caducidad a su carrera con los números, gráficos y planillas. Pero antes llegó el pase al grupo Perez Companc, que era cliente de la consultora y lo reclutó en 1992 para hacerse cargo de los balances, reportes a la bolsa y procesos de oferta pública, entre otras tareas. `Me encontré con un ambiente de libertad y emprendedurismo fuerte`, recuerda. Para fines de 1999 sentía que su ciclo había terminado, e incluso estaba dispuesto a renunciar y analizar nuevos rumbos lejos de la contabilidad. Desde el holding le ofrecieron liderar una unidad incipiente, pero a la que le asignaban buen potencial: e-commerce. A pesar de que el proyecto no tuvo final feliz, para el directivo resultó un crecimiento personal. `Fue como mi posgrado porque empecé a interiorizarme y a aprender sobre lo que hago hoy que tiene que ver con liderazgo y variables blandas`, admite. Luego de que la burbuja se pinchara, pasó a ocupar el puesto de director de Servicios hasta que la compañía fue adquirida por la brasileña Petrobras, que respetó su lugar. `Estuve cuatro años más pero desde el punto de vista cultural no era lo mismo, ya que me sentía más como un funcionario de una empresa estatal atado de pies y manos`, afirma. En el medio, apunta, realizó la certificación en coaching en Newfield Consulting, la escuela del gurú chileno Rafael Echeverría. `Me di cuenta -explica- que la transformación no se trataba de la tecnología sino de la creatividad humana y que solamente la introducción de tecnología no iba a ser sostenible si no se cambiaban los paradigmas mentales de la gente`.
Su primera experiencia en el rubro de consultoría, lejos del área financiera, se produjo en 2006 en Grupo Assa, ahora conocido como gA. `Estaba decidido a no hacer nada relacionado con la contabilidad, a pesar de haber recibido ofertas. Conocía a los ejecutivos de Assa y después de un almuerzo me ofrecieron hacerme cargo de Recursos Humanos`, señala. Si bien se considera alguien `nómade`, dado que dos o tres veces al mes viajaba a alguna capital latinoamericana
por sus diferentes cargos, siempre tuvo base en Buenos Aires. En la firma llegó a ser vicepresidente para la Región Andina (Argentina, Chile, Perú y Colombia). En 2010 dejó la vida en relación de dependencia porque se consideraba un `mal empleado`. ¿Por qué? `Mi jefe me enfrentaba mucho y tenía razón. Estaba operando y tomando criterios como si fuese dueño de la compañía, era demasiado rebelde para el equipo`. Así decidió ponerse el traje de entrepreneur, aunque confiesa risueño que se sentía `grande para ser emprendedor`. Cuando optó por abrirse del mundo empresarial sabía que la gestión de cambio y procesos transformacionales era la especialización que le atraía.
Sentía que las grandes consultoras dedicaban pocos recursos a esta área y que aquellos que sabían mucho del tema no tenían la maquinaria para poder movilizar a cientos o miles de personas en una empresa. Para esto se asoció a Ezequiel Kieczkier y ambos abrieron la persiana de Olivia -lo propuso porque buscaban un nombre que pudiera entenderse en inglés y castellano, que tuviera humanidad y también así se llama su cuarta hija. Reconoce que los
primeros años no fueron fáciles, pero luego de conseguir a Ledesma como cliente las grandes compañías comenzaron a llegar, como YPF, Cencosud y Mercedes-Benz. A la oferta de transformación digital se le sumó la pata cultural, la innovación, la agilidad de procesos y la experiencia del cliente. La consultora se expandió a Chile, Colombia y Brasil, con una estrategia basada en encontrar socios por país, y para 2020 prevé abrir oficinas en España. `Nuestro objetivo es tener 50 países, 50 socios y 50 oficinas con un promedio de 50 empleados cada una`, define. La creatividad es uno de los pilares sobre los que la empresa basa su trabajo. En una ocasión llegó a organizar un funeral para una práctica que un cliente quería desechar pero encontraba resistencia por parte de algunos miembros de la firma. `Hay empresas más juguetonas que otras. Si estás en un proceso de cambio más vale que hagas algo que no hiciste nunca en tu vida`, menciona. Y agrega: `Tenemos que lograr que la gente vuelva a su casa y diga: ´Wow, hoy cambió todo`´. Durante los primeros años se encargaba de liderar estos procesos de transformación -reconoce que con algunos clientes aún lo hace-, no obstante hoy se aboca a ampliar la red de socios. A su vez, recientemente inició Whisky Stories, un podcast con su socio para contar anécdotas y su visión del rubro. En su tiempo libre disfruta de leer cuatro libros a la vez y explica: `Me pregunto de qué humor estoy y ahí elijo el género`. A esto se le suma un whisky de pura malta todas las noches y practicar deportes náuticos cuando puede.
Por Javier Ledesma Cascio