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@Cronista

En su libro Guerra y Paz, el escritor ruso Lev Nikoláievich Tolstoi reflexionó sobre cómo “todos piensan en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo”. Ésta es la bandera que ofrece a sus clientes la empresa Olivia para ayudar en el proceso de cambio y de innovación que puede atravesar cualquier empresa.

El proyecto surgió hace cinco años, cuando su fundador observó que “había un espacio en la compañías para sacar mayor potencial, especialmente de la gente”.

En 2011, Bethke percibió que las dificultades financieras parecían haber pasado. “Frente a una buena idea, siempre había alguien dispuesto a invertir. Los límites tecnológicos prometían alcances nuevos y el acercamiento a clientes de otras formas”.

Fue así que el contador, especializado en Administración de Empresas, estudió la influencia del factor humano en las empresas. “Descubrí que, al contrario de las máquinas, la gente tiene voluntad propia, lo que significa que no solo sabe lo que hace, sino que lo hace cuando quiere”, ilustra. “La mayor calidad de vida que tenemos es gracias a bienes y servicios de organizaciones que lograban acumular capital e inteligencia, pero me llamó la atención que la gente estuviera disconforme con el trabajo que tiene”. El único límite, entonces, era la capacidad de los trabajadores para poder capitalizar todos los recursos que tenían bajo su órbita.

Fiel a esta concepción, Olivia se dedica a asesorar a diferentes compañías para que apuesten al cambio, bajo la idea de que “el mayor punto del valor que las organizaciones tienen es la transformación”, agrega Bethke. Aunque el proyecto comenzó como un emprendimiento personal, su creador decidió ampliar horizontes y convocar a distintos socios. “La inversión inicial de este proyecto fue fundamentalmente el capital del trabajo que tenía disponible. Ese capital estuvo destinado a desarrollar la metodología que emplearíamos y toda nuestro modo de trabajo. Con ese propósito, el objetivo principal fue invertir en conocimiento y en la gente”, cuenta.

Clientes

Entre los clientes que apostaron por Olivia se pueden encontrar desde multinacionales y grandes empreas del país y de América latina, hasta firmas familiares o de origen familiar en proceso de transición. Esas empresas buscan, principalmente, “que el proceso de cambio impulsado por la irrupción de la tecnología, por un cambio en la estrategia, o por un cambio en la demanda del mercado, pueda ser acompañado por sus trabajadores”. En definitiva, “que la gente pueda adaptarse a un entorno nuevo, en un ambiente amigable, ver que hay una oportunidad, y a partir de ahí, innovar, crear y potenciar el negocio de la compañía”, resume el presidente de Olivia. Un estudio sobre cultura organizacional revelado a principios de año demostró que, en general, las empresas tienen más tecnología instalada de la que emplean.

“Lo primero que nos dicen los clientes es que ayudemos a cambiar la manera de pensar para que podemos capitalizar lo que ya tienen como activo en su compañía”, indica Bethke.

Emprendimientos familiares suelen necesitar una profesionalización de sus herramientas, al encontrarse, por ejemplo, ante una transición generacional que puede motivar a incorporar personas ajenas al núcleo primario para gestionar la compañía.

En la actualidad, Olivia asesora a más de 20 clientes. En general, las empresas se inclinan a buscar mayor eficiencia a través de la incorporación de tecnología, con la atención puesta en los servicios profesionales que se vinculan con la transformación organizacional. Las compañías relacionadas con la industria del petróleo y gas, un perfil que predomina entre las firmas que acuden a Olivia, “apuntan a la irrupción de la tecnología, y cambiar los hábitos de la gente para que adopten la tecnología de manera más eficiente”, cuenta su fundador.

Las compañías financieras, por otro lado, son los que más demandan más servicios de innovación.
“Las empresas que tengan una idea, un producto o un servicio que más logre una experiencia satisfactoria con el cliente, son las que tomarán la delantera en el mercado”, asegura el presidente de Olivia. “Estamos en un proceso de cambio, en el cual, el que manda es el cliente”.

La ficha

– Fundación: abril de 2011.
– Socios: siete, cinco argentinos y dos chilenos.
– Empleados: 85.
– Facturación 2015: $ 40 millones, cifra que espera duplicar en 2016.

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