Durante la crisis causada por la pandemia del nuevo coronavirus, estamos viendo demostraciones públicas de generosidad corporativa. Varias empresas están hoy transcendiendo la responsabilidad social corporativa y sorprendiendo con donaciones y acciones de solidaridad, que creo: van más allá del marketing. Hay iniciativas en casi todos los segmentos.
El Banco Itaú donó un billón de reales para acciones de combate al Covid-19 y eligió siete especialistas en el área de la salud para la gestión y aplicación de los recursos. Cielo prometió anticipar cinco billones de reales de cuentas a pagar para ayudar en la
supervivencia del pequeño y mediano emprendedor. La Decathlon, donó todo su stock de tanques de oxígeno para buceo easybreath disponible en Brasil, que luego de adaptaciones, puede ser usada como respiradores en hospitales.
El momento pide más humanidad. Viene a intensificar una tendencia iniciada hace algunos años, con la ascensión de la búsqueda del propósito personal y corporativo.
Tener un objetivo más allá del sustento y de la ganancia, que objetiviza el progreso social o la protección y regeneración de la naturaleza. Dar un significado más grande a las actividades cotidianas y poder ver la relevancia de su propio trabajo para el todo es una fuente esencial de felicidad genuina o plenitud, dicen los especialistas.
El futuro ha llegado mas temprano. Quien estaba posponiendo nuevas tecnologías para el trabajo remoto se vió obligado a incorporarlas de inmediato. Lo que en algunas organizaciones pareciera un sueño distante, se volvió realidad. En el Instituto
Brasileño de Gobernanza Corporativa, consejeros experimentados vieron la necesidad inmediata de adherir al home office y enseñanza a la distancia y adhirieron a nuevas herramientas en menos de 15 días. El contexto exige salir de la inercia y adaptarse.
Otras empresas, como Lojas Renner, vieron que las pruebas de home office se volvieron instantáneamente la única forma de trabajo y, dicho sea de paso, sin pérdida de productividad o dedicación de sus funcionarios.
Es natural que períodos desafiantes, como el actual, nos hagan reflexionar en la forma de cómo estábamos viviendo y haciendo las cosas, para crear nuevas estrategias. La crisis viene a probar nuestra capacidad de creatividad y adaptación rápida.
Hay buenos ejemplos. Alpargatas adaptó su fábrica para hacer barbijos y guardapolvos. Ford, Mercedes-Benz y Scania pasaron a fabricar protectores faciales, barbijos y respiradores. Weg, repuestos para respiradores.
En Olivia, hasta hace poco tiempo, recomendábamos a los clientes que fueran ir “beyond limits”, una provocación para creer que es posible prosperar mas allá de lo que se imaginaba, con cambios de metodologías, procesos y, sobretodo, de la cultura organizacional. Pero la crisis nos pone a prueba y nos acerca a nuestros límites. En este contexto, para ir mas allá, se necesita hacer cambios, “beyond words”.
Mas que nunca, además de hablar, es necesario hacer. Como un aliento, es bueno tener en mente que vivimos en la era exponencial, con tecnologías que permiten la abundancia de recursos.
En este momento de pandemia, el objetivo cambia. La prioridad es sobrevivir y ayudar a nuestro entorno a sobrevivir. Cultivar virtudes. Cuidar bien del cliente interno para que él cuide mejor aún del cliente externo. No solamente durante la pandemia, sino siempre. Magazine Luiza tiene en la tarjeta de identificación de cada funcionario la frase “haz por los otros lo que querés que hagan por vos”. Recientemente anunció la donación de 10 millones de reales para acciones de combate al Covid-19.
Su liderazgo se comprometió en mantener los empleos, adhiriendo juntamente con otras mil empresas más, al movimiento #noches, que incentiva empresarios a seguir con su staff intacto hasta, al menos fines de mayo. No hay mejor propagador de esta
noticia que los propios funcionarios. La reputación se construye día a día. Es, sobretodo en la crisis, que además de palabras, se necesitan acciones. Más que transformación digital, lo que la sociedad y las empresas están viviendo con la pandemia es una acelerada transformación cultural. Veo este momento en tres etapas:
Recientemente, nuestro equipo de socios y consultores de Olivia, organizó un workshop virtual con más de 100 profesionales de 60 empresas de cinco países de Latinoamérica para construir en conjunto, soluciones de combate a la diseminación del Covid-19 y sus consecuencias negativas. Al estimular la colaboración entre empresas, que generalmente compiten entre sí, llegamos a algunas ideas para achatar la curva de contagio. Además de la participación en este grupo de trabajo con participantes de Brasil en la batalla anti-Covid, cada socio de Olivia, ha trabajado en este contexto de acciones personales de transformación de nuestra sociedad.
De mi parte, desde 2018, he dedicado mi tiempo y conocimientos al apoyo de negocios de impactos sea como mentor o coach a los emprendedores de una aceleradora de inversión.
Quizás creas que una golondrina no hace verano, pero cuando todo esto pase, volveremos mejor y preparados para situaciones imprevisibles, inciertas y ambiguas. Empresas y personas más humanas. Que sean conscientes y transciendan la responsabilidad por si o por el otro, pero con el objetivo de crear una sociedad mejor.
Por Reynaldo Naves, socio de Olivia Brasil