El área de Recursos Humanos está desafiada por los nuevos modelos y necesidades que requiere el trabajo del futuro. El cambio no requiere más herramientas o soluciones sino un cambio de mindset y saber aprovechar la información.
Los Mundiales suelen ser un espejo de época. Cada cuatro años centran la atención del mundo y más allá del futbol reflejan como un lente de aumento, los cambios que atravesó la sociedad global en los cuatro años que pasaron desde el anterior certamen. Qatar no es la excepción. El certamen que acaparó la atención de más de 5.000 millones de personas en el mundo -o sea el 63% de la humanidad- nos enseñó que hoy ya poco puede quedar en la sombras en este mundo cada vez más “datificado”. Las pruebas en torno a las graves faltas de Qatar en torno a los Derechos Humanos, la diversidad y la igualdad son el ejemplo más dramático. La avalancha de goles anulados en las primeras citas, el más técnico. Qatar nos enseña a su manera que los datos ya no son una promesa sino una herramienta que nos ayuda a entender, proyectar y mejorar lo que hacemos y cómo lo hacemos. Uno de los ejemplos más claros fue el título de El País de España. Tras la histórica victoria de la selección de su país a Costa Rica, el diario titulaba: “Así se ve un 7-0 en datos”.
Cuando, en 20 años, miremos para atrás, podremos dimensionar mejor por qué 2022 fue también el año en el que los datos se convirtieron en la divisora de aguas en el mundo de las organizaciones. Y, en particular, sabremos valorar el paso cuántico que el presente le exige a los departamentos de gestión de talento.
No son pocas las organizaciones que en este año que termina decidieron aprovechar el trabajo con los datos para reforzar la gestión de sus equipos y de las personas que los componen. Sin embargo, en las charlas que mantenemos desde Olivia con distintas organizaciones alrededor del mundo se hace evidente que, en la mayoría de los casos, el dato y cómo trabajarlo sigue siendo una disciplina extraña y lejana a la mentalidad de un responsable de Gestión de Talento.
Lo que llama la atención es que justo el dato es la herramienta que le faltaba al área para cumplir con el rol estratégico que la realidad de un mundo volátil, incierto y marcado por la crisis recurrente le exige. Y no recién desde la pandemia.
Recordemos, la digitalización comenzó a cambiar nuestra vida con la llegada de la www, la conectividad, la nube, los procesos, la automatización y servicio on demand. En ese cambio, el dato aceleró el proceso productivo al mismo tiempo que nos comenzó a dejar en evidencia que las personas jamás deben ser considerados un “Recurso Humano”.
Sin embargo, no fue hasta la pandemia de 2020, que la diferencia y el reto que de ella surge se hizo mayúsculo, cambiando no solo la forma cómo hacemos lo que hacemos, sino la razón por la que lo hacemos y con quién lo hacemos. La combinación nos desafía hoy, como nunca antes, a la hora de gestionar nuestros equipos. Debemos saber gestionar:
- -La flexibilidad que exige el trabajo del futuro
- -La regeneración de la marca empleadora, ya que el salario perdió peso
- -La necesidad de tener un propósito como organización – y cumplir con él.
Una base objetiva para generar valor humano
El dato le permite hoy al área de Gestión de Talento lograr su propia transformación: dejar de pensar desde lo operativo para proyectar el aporte que pueden hacer nuestros colaboradores desde una base objetiva. Evidentemente, no me refiero a pensar a nuestros colaboradores como una base de datos. Todo lo contrario. Reuniendo y analizando los datos que nos deja las tareas que generamos como organización nos permite dimensionar cómo aportamos el mayor valor para lograr potenciar las habilidades de nuestros colaboradores desde la realidad y necesidades de cada uno. Lo importante es entender que el dato no es una herramienta más, una solución nueva u otro modelo de gestión. El dato correctamente utilizado y desde la dimensión humana puede ser la base para la toma de decisiones estratégicas que exige la gestión del oro del futuro: el talento y la creatividad de nuestros equipos.
Porque, si algo nos deja 2022 es la certeza de que el talento es la base más sostenible para proyectar nuestro futuro como organización. Ya no es una cuestión de tamaño, de historia ni de liquidez. El pase al mundo del mañana pasa exclusivamente por saber atraer y conservar el mejor talento posible. Sin embargo, la foto que nos devuelve la realidad al cierre de esta columna nos muestra que no lo estamos logrando.
En lo que va del año, cada mes, más de 4 millones de personas dejaron cada mes sus empleos en los EE.UU. En todo 2021, fueron más de 47 millones. Otro dato más reciente es la ola de despidos masivos en empresas como Amazon, Facebook o Google. En algunos casos, más de 10.000 personas fueron desvinculadas por no haber sido capaces sus empresas un modelo de negocios que mire más allá de la línea de resultados. Que ello suceda en el sector considerado como más vanguardista e innovador es un tercer dato.
En Olivia, consideramos que el cambio pasa por poner a las personas en el centro y generar las opciones necesarias para obtener los resultados de negocio desde allí. Pero siempre partiendo desde las necesidades que tienen nuestros equipos para transitar el camino hacia ese objetivo. Los datos y las herramientas que tenemos hoy a nuestro alcance para interpretarlos nos dan una base objetiva para anclar esas necesidades en información concreta. En definitiva, el cambio en el área que alguna vez se denominó Recursos Humanos pasa por cambiar de mentalidad para que esta se transforme en un área de verdadera gestión de talento, generando las respuestas que ese talento necesite para impulsar a nuestra organización al futuro.
Por Alejandro Goldstein socio de OLIVIA global