Transformar no es digitalizar: es entender cómo vive el cambio tu equipo.
No basta con implementar IA. Sin medir la disposición del equipo y entender su clima emocional, la resistencia al cambio puede frustrar todo el proyecto.
En muchas empresas, la transformación digital se anuncia con un correo que dice: “a partir del lunes, nueva plataforma”. Un par de sesiones exprés, unos PDFs y listo. Herramienta implementada. O eso se cree. El verdadero problema comienza después, cuando los equipos se enfrentan solos a su uso, sin claridad, sin acompañamiento y, muchas veces, sin liderazgo.
Esta lógica improvisada es más común de lo que parece, incluso en organizaciones grandes. Y en un momento en el que la presión por incorporar inteligencia artificial se ha vuelto una urgencia, seguir gestionando así el cambio puede salir muy caro. Porque no se trata solo de implementar tecnología, sino de hacerlo sin comprometer datos sensibles, procesos clave o la confianza del equipo. ¿Cómo garantizar eso si ni siquiera se sabe cómo están reaccionando las personas al cambio?
La mayoría de las fallas en proyectos de adopción tecnológica no se deben a problemas técnicos, sino a factores humanos mal gestionados: resistencia al cambio, falta de alineación, miedo a la sustitución o ausencia de liderazgo claro. Y el problema más grave es que muchas veces las organizaciones ni siquiera detectan esas señales a tiempo.
People analytics permite identificar esos puntos ciegos antes de que sea tarde. No se trata de una tendencia, sino de una herramienta crítica para entender cómo se sienten los equipos, cómo se mueven los liderazgos informales, qué tan dispuestos están a adoptar una nueva tecnología. Sin esa lectura, se implementa a ciegas. Y, en ese escenario, la probabilidad de fracaso es alta.
En sectores tan estructurados como el automotriz, por ejemplo, hemos observado que los equipos que deberían liderar el cambio muchas veces no tienen claro su rol, ni el tiempo necesario, ni el respaldo visible de sus líderes. En lugar de ser una fuerza de avance, terminan generando fricción silenciosa. Si los directivos no cuentan con datos que revelen ese estado real del equipo, difícilmente podrán intervenir con eficacia.
La paradoja es clara: se toman decisiones altamente tecnológicas sin fundamentos humanos. Se presiona para “digitalizar” sin saber si las personas entienden el propósito, se capacita sin saber si están listas, se mide el avance sin mirar la disposición real al cambio.
Transformar no es solo adoptar herramientas. Es entender cómo cada área, cada equipo y cada individuo vive esa transformación. Y eso solo es posible si se cruza la mirada de negocio con datos de comportamiento, cultura y percepción. Sin esa integración, la IA y cualquier otra tecnología serán solo otro PDF más en la carpeta de “capacitación”.
Hoy más que nunca, el riesgo no es quedarse atrás en la innovación. El verdadero riesgo es avanzar sin saber si tu equipo viene contigo.
Por Irene Marqués, socia de la consultora OLIVIA.