Cambios en el trabajo como consecuencia de Covid 19:
La lucha contra el COVID19 trastocó la forma cómo trabajamos. Sin embargo, el cambio va mucho más allá de los modelos. Reconocerlo es saber aprovechar un momento único. Negarlo, el primer paso al fracaso.
Hace unas semanas, Robby Kwok puso el futuro en palabras. “De aquí en más, estaremos contratando a personas que trabajen mayoritariamente de forma remota”. El comentario cobra peso si se considera que Kwok es director de Talento (RRHH para quienes pertenecemos a la generación de los Baby Boomers) de Slack. La compañía, que ofrece soluciones de colaboración y cocreación, es una de las tecnológicas que como Twitter o Square lograron sacarle provecho a la pandemia. Google, incluso, acaba de anunciar que su plantilla no volverá a la oficina hasta mediados de 2021. Claro está, para una empresa nacida y criada cercana al siglo 21, el mal denominado “teletrabajo” está en su ADN. Sin embargo, la realidad que vive el mundo, enseña que todas las organizaciones deberán encontrar un modelo afín.
El cambio, sin embargo, es mucho más profundo que pensar o diagramar la cadena de producción a partir de una pantalla. Lo interesante: la pandemia aceleró un paradigma que venía gestándose desde la llegada de la economía interconectada, digital y global que habilitó la primera página web, el 6 de agosto de 1991.
Las organizaciones tienen hoy la oportunidad de realizar ese cambio que tanto les costaba antes. Fracasarán aquellas que lo entiendan como una adaptación. Ganarán quienes lo entiendan como un momento único para llevar su cultura organizacional al trabajo del futuro que es hoy. A continuación, los conceptos que marcarán ese camino:
Lo que ya llegó
El nuevo trabajo. El concepto del “trabajo” ya no será igual a “oficina”. Si bien la tecnología ya lo permitía, antes, trabajar desde la casa era un beneficio. Hoy, es una normalidad.
Control, ¿qué control? Murió el concepto de control asociado al ejercicio de la supervisión. El distanciamiento social que imposibilitó el control físico tradicional hace que el concepto pierda importancia. Es bueno recordar que controlar lo incontrolable no solo genera costos sino fricciones, desgaste y desmotivación; justamente el pasivo más pesado para la economía que se mueve en tiempo real
Lo que llegará
La oficina reinventada: Los lugares de trabajo tradicionales no desaparecen, se rediseñarán. Se convertirán en lugares de creación y proyectos en equipo. No existirá más el trabajo de escritorio solitario. El lay out buscará potenciar como nunca antes el trabajo colaborativo, colectivo y creativo.
Ciudades rediseñadas. Las nuevas urbes responderán a un nuevo sentido de convivencia y transporte. En algunos lugares del mundo ya están pensando en soluciones de oficinas en los barrios donde vive las personas para que no tengan que volver a trasladarse. Surgirán co–works en los barrios. A diferencia de los actuales, se caracterizarán por un formato más chico. El trabajo se trasladará así hacia las personas y no, como era hasta ahora, las personas al trabajo. En consecuencia, las zonas tradicionales de oficinas (ejemplo, en Santiago de Chile, Nueva las Condes o Ciudad Empresarial; en Madrid, Nuevos Ministerios; en Buenos Aires, Puerto Madero; entre otros) se oxigenarán. El espacio que se libere podrá ser aprovechado para ofrecer nuevos conceptos de vivienda a las generaciones mayores, más ávidos de compañía y necesitados de cercanía a los centros de atención urbana.
La empresa como comunidad. Las organizaciones que logren pasar la crisis, cumpliendo sus compromisos y cuidando a las personas que la componen, se convertirán en comunidades en base a los lazos de lealtad y afinidad de los miembros que la componen. Esto puede incluir a terceros participantes del ecosistema de una empresa, tales cómo contratistas, freelancers, clientes, o aliados. El resultado: las empresas serán más fuertes y resilientes para capear las crisis futuras. La experiencia de la economía española y las más de 3,7 millones de empresas que la componen sirven como ejemplo. Las académicas españolas Nieves Lidia Díaz Díaz y Petra de Saá Pérez, lo describen en su trabajo “El valor estratégico de los RRHH en las pymes: ¿gasto o inversión en tiempos de crisis?“. En el extracto que publica The Conversation las expertas muestran cómo las empresas que mejor superaron la crisis que en 2008, redefinió la economía española, invirtieron y se apoyaron en sus equipos.
Un empleado más libre pero con mayor responsabilidad. En consecuencia, los atributos de valoración de las competencias personales crecerán para los empleados. En base a su iniciativa personal, pasarán a ser mucho más parte del éxito (o también del fracaso) de la empresa.
La pandemia dejó demasiadas víctimas y se transformó en una tragedia para el mundo entero. Saquemos como empresarios y líderes que somos por lo menos una conclusión positiva de la batalla que significa superarla: aprovechemos el momento para transformar nuestras organizaciones para el Siglo 21.
Por Alberto Bethke, CEO y socio de OLIVIA
NB: parte de este contenido fue publicado recientemente en @Prensa Económica