En la reflexión sobre el futuro, grandes pensadores de todos los tiempos coinciden en que este se forja a partir de las decisiones del presente. Sin embargo, en lo que respecta al ámbito laboral, muchas personas alrededor del mundo encuentran que las decisiones sobre cómo acelerar su progreso a través del trabajo les resultan esquivas.
Si buscamos comprender lo que pasa por la mente de las personas cuando piensan en el trabajo, la cultura pop nos ofrece algunos indicios. La reciente colaboración entre Shakira y el grupo de música regional mexicana Fuerza Regida en la canción titulada "El Jefe" – que en sus primeras 48 horas acumulaba más de quince millones de visualizaciones en YouTube- es un ejemplo elocuente. Además de representar la imagen de un jefe displicente, expresa una sentencia sobre la previsibilidad que todo el que estudia espera tener sobre su vida.
El verso "mamá siempre me decía que estudiar todo asegura, estudié y nada pasó, maldita vida tan dura" resuena en las mentes de personas de todas las generaciones -especialmente las más jóvenes-, luego de experimentar que su paso por la universidad no les garantiza la construcción de estabilidad.
El avance tecnológico, especialmente el de la inteligencia artificial representa un gran desafío para la educación tradicional ya que muchas de las carreras y trabajos que pronto serán necesarios aún no existen.
En cuanto a las personas, además de que pasar años en la universidad no es garantía de saber cómo poner en juego de manera efectiva lo aprendido al salir, el desafío reside en que hoy sabemos que esos conocimientos no serán suficientes.
En su libro de 2018, "¡Sálvese quien pueda! el periodista argentino Andrés Oppenheimer menciona un estudio de 2013 llevado adelante por investigadores de la Universidad de Oxford, que previó que el 47% de los empleos tal como los conocemos podrían desaparecer debido a la automatización en los siguientes 15 años.
Por otra parte, un informe publicado por el McKinsey Global Institute en febrero de 2021, titulado “El futuro del trabajo después de la COVID-19”, analizó el impacto perdurable de la pandemia en la demanda laboral, evaluando a ocho países que representan casi la mitad de la población mundial. Este informe pronostica que más de 100 millones de trabajadores, es decir, uno de cada dieciséis, necesitarán buscar otra ocupación para el año 2030. Entre los ocho países examinados, destacan Estados Unidos y China.
En lo que respecta a los escenarios económicos globales, con especial atención en Latinoamérica, el informe de 2023 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas (CEPAL), publicado en septiembre, proyecta un panorama macroeconómico complejo para el periodo restante de 2023 y el año 2024, caracterizado por una disminución en la dinámica de creación de empleo.
Creando las capacidades necesarias
Ante este escenario es necesario preguntarse ¿Qué acciones pueden emprender las personas para aumentar sus posibilidades de acceder a empleos de mayor calidad e incluso prepararse para trabajos que aún no existen?
Dada la complejidad del mundo en el que vivimos, no hay una única respuesta a esa pregunta. No obstante, hay un atributo clave que destaca en el proceso de mejorar las perspectivas ante la incertidumbre laboral: la capacidad de reinventarse. Que tiene que ver con encontrar nuevas formas de aportar valor al ámbito laboral, mediante la integración de fortalezas personales y nuevos conocimientos.
Esta capacidad está relacionada con al menos tres elementos: El primero es la conciencia situacional, entendida como la habilidad de comprender el contexto en el que se está más allá de que nos guste o no para poder operar en el y tomar decisiones.
El segundo elemento es la habilidad para recuperarse rápidamente de la frustración. Una historia que contó hace un tiempo el exjugador de Baloncesto Chis Bosh sobre Kobe Bryant ilustra muy bien este punto “Cierto día tenía el objetivo de ser el primero del equipo en el desayuno. Así que salí al amanecer de la cama, me puse mi equipo, bajé las escaleras para entrenar, pero cuando llegué Kobe ya estaba allí con bolsas de hielo en las rodillas, empapado de sudor. Me tomó un segundo darme cuenta de que no solo había despertado antes que yo, sino que ya había entrenado. Él había jugado las finales solo unos días antes y había perdido y yo había estado fuera algún tiempo y aún estaba cansado. Su dedicación me enseñó que las leyendas no se definen por sus logros, se definen por cómo se recuperan de sus fracasos”.
Y la tercera es la habilidad de hacer buenas preguntas, quienes sean capaces de hacer mejores preguntas a los sistemas de inteligencia artificial mejores resultados van a ayudar a conseguir. Hay que aprender a hablar con las máquinas. También podemos preguntarnos: ¿Qué de lo que yo sé y hago bien puede aportar en un contexto como este? ¿qué cosas va a ser difícil que la tecnología reemplace? Una pista: la necesidad de conexión entre seres humanos hoy es más relevante que nunca.
Como expresa J.R.R Tolkien en su libro El Señor de los Anillos “Ni el más sabio conoce el fin de todos los caminos” y cuando del futuro del trabajo se trata eso es bueno.
Significa que, si logramos desarrollar la mentalidad y las habilidades personales necesarias para abrazar el cambio constante, estaremos en una mejor situación para prosperar en las condiciones que nos toquen y seremos capaces de construir mejores puentes entre lo humano y la tecnología.
Por Carmen Militza Buinizkiy, Directora de Transformación y Change Management de Olivia.
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