La industria del Oil & Gas enfrenta desafíos significativos en la transición hacia un modelo energético sostenible, resaltando la necesidad de un cambio cultural profundo para adaptarse y liderar en un mundo que demanda energías renovables.
A pesar de ser un sector rentable que emplea a casi 12 millones de personas en el mundo, la industria del Oil & Gas se encuentra en una encrucijada que define su futuro. Las proyecciones apuntan a una disminución significativa de la demanda de petróleo y gas en las próximas décadas, impulsada por la urgencia de alcanzar emisiones netas cero y limitar el calentamiento global a 1,5 °C. Esta realidad plantea un reto para un sector que supo ser (y todavía es) un pilar de la economía mundial. Pero, ¿podrá adaptarse a un mundo que se mueve hacia la sostenibilidad?
La transición hacia un modelo energético más sostenible parece inevitable. La International Energy Agency (IEA) proyecta que la demanda global de petróleo y gas alcanzará su punto máximo en 2030, y luego caerá drásticamente si se cumplen los compromisos en materia de energía y clima. En un escenario donde se alcance el objetivo de emisiones netas cero para 2050, el uso de petróleo y gas podría disminuir en más del 75%. Esto significa un golpe a la rentabilidad de la industria y pone en tela de juicio la viabilidad de muchos proyectos a largo plazo.
En este marco de fondo, las empresas de Oil & Gas se enfrentan a la necesidad de replantear su modelo de negocio. Ya no se trata solo de descubrir nuevas reservas o mejorar la eficiencia de la extracción, sino de redefinir su rol en un sistema energético en transformación. Si el sector no se adapta y sigue aferrado a un modelo centrado en los combustibles fósiles, corre el riesgo de quedar relegado a un papel secundario en la economía del futuro.
La tecnología juega un rol clave en esta reconversión, pero no es suficiente por sí sola. Sin un cambio en el mindset de los líderes y colaboradores, las implementaciones tecnológicas tienden a fracasar o ser subutilizadas. Por eso, la verdadera transformación debe comenzar en el plano cultural.
Para que las empresas de Oil & Gas puedan abrazar el cambio, deben primero modificar sus mindsets arraigados en una visión centrada en activos y producción, y avanzar hacia una mentalidad más orientada a las personas y las necesidades del cliente.
Un ejemplo de esta transformación es la adopción de tecnologías de captura y almacenamiento de carbono, o incluso la diversificación hacia energías renovables. Sin embargo, la clave no está solo en adquirir estas herramientas, sino en formar a los equipos, romper con la resistencia al cambio y generar una alineación estratégica en todos los niveles de la organización. Este proceso cultural permitirá a las empresas del sector anticiparse a las nuevas demandas y ser pioneras en la transición energética.
El círculo es virtuoso: este cambio cultural permitirá adoptar con mayor efectividad las nuevas tecnologías y ayudará, a la vez, a las organizaciones a adaptarse a las expectativas de una sociedad que demanda sostenibilidad y responsabilidad social.
Uno de los mayores retos de esta transición es el cambio hacia un enfoque “people centric”, un imperativo para enfrentar los desafíos y aprovechar las oportunidades en el mundo actual. Las empresas que logren involucrar a su gente en este proceso de transformación estarán mejor preparadas para el futuro. Esto implica centrarse tanto en el talento interno así como en el modo en que las decisiones de la empresa impactan a las comunidades y a los consumidores finales.
El éxito en la transición hacia la sostenibilidad en la industria del Oil & Gas dependerá de la capacidad de las empresas para implementar un cambio cultural profundo. Este es el primer paso hacia una transformación que va más allá de lo tecnológico y que redefine el rol de estas compañías en un mundo en transición hacia energías limpias.
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