Un líder no solo debe estar ocupado, sino disponer de espacio para pensar, planificar y construir el futuro. La importancia de una agenda intencional para lograr una visión estratégica.
En el mundo corporativo actual, donde el ritmo y la carga de trabajo parecen infinitos, muchos líderes enfrentan una paradoja inquietante: la sensación de éxito y productividad se asocia a agendas llenas y días frenéticos. En el último episodio de “Whisky Stories” que compartimos en OLIVIA, este espacio donde reflexionamos sobre las tendencias que moldean el futuro organizacional, recientemente surgió un tema clave: la importancia de tener tiempo libre como una necesidad esencial para liderar.
Una de las ideas más poderosas al respecto fue planteada en una entrevista que el periodista Charlie Rose les hizo a Bill Gates y a Warren Buffett en 2017. Allí, el fundador de Microsoft contó que una de las lecciones que había aprendido del CEO de Berkshire Hathaway era cuán importante es preservar una agenda descomprimida. Ante la sorpresa del conductor, Buffett sacó un pequeño anotador, que estaba prácticamente vacío, con apenas tres reuniones agendadas para una semana. El espacio libre le permitía dedicar tiempo a pensar, leer y observar el mundo, buscando patrones y posibilidades. Esta práctica es parte de su receta para crear futuro, no para quedarse atrapado en el ciclo de lo urgente.
La tiranía de la urgencia y el desgaste del liderazgo
La mayoría de los líderes de hoy, sin embargo, se encuentran atados a la tiranía de la urgencia. La agenda atiborrada de compromisos deja poco espacio para reflexionar, para idear caminos estratégicos o, incluso, para escuchar a sus equipos. Así, el calendar se convierte en una suerte de cárcel de ocupación constante, reforzada por la cultura de que un líder “valioso” es aquel que siempre está ocupado. Pero, como líderes, ¿es realmente esto lo que nos hace efectivos?
En el libro La sociedad del cansancio, el filósofo surcoreano Byung-Chul Han ilustra cómo en nuestra cultura moderna se instaló una especie de orgullo por el agotamiento. Han describe cómo, en su búsqueda incesante de productividad y realización personal, el individuo contemporáneo parece condenarse a la autoexplotación. En lugar de ser una fuente de satisfacción, el trabajo se transforma en una cadena que limita la libertad y genera un agotamiento crónico.
Un estudio reciente realizado por Bumeran revela que el 91% de los trabajadores argentinos dice experimentar el síndrome de burnout, un agotamiento excesivo o estrés vinculado con el ámbito laboral.
Con el 91%, la Argentina sigue siendo el país de la región en el que más talentos sufren burnout, seguida por Chile (89%), Panamá (88%), Perú (82%) y Ecuador (78%).
Pensar en grande y declarar un propósito
No obstante, la verdadera tarea de un líder no es sólo gestionar, sino declarar un propósito, un sentido. En la medida en que nos encadenamos a lo urgente, nos alejamos de esa capacidad de pensar en grande, de visualizar un futuro y guiar a otros hacia él. Liberar tiempo en la agenda no es un acto de pereza o de negligencia: es una inversión en esa capacidad de visión. En mayo de este año, en su cuenta de Threads, Gates declaró: “Me llevó demasiado tiempo darme cuenta de que no es necesario llenar cada segundo de la agenda para tener éxito. (En retrospectiva, es una lección que podría haber aprendido mucho antes si hubiera echado más vistazos al calendario intencionalmente ligero de Warren Buffett)”.
Como plantea Gates, ese espacio permite reflexionar y ayuda a estar disponible para aquellos momentos y conversaciones inspiradoras que muchas veces nacen de la espontaneidad y no de la programación milimétrica.
Al final del día, la agenda se convierte en una declaración del liderazgo: si está repleta y desbordada, es probable que se esté diluyendo la calidad de la dirección estratégica. La falta de tiempo libre revela una renuncia a liderar realmente, a tomar decisiones que importen y a impulsar un propósito que inspire.
Entonces, líderes de hoy, tómense un momento para reflexionar sobre su agenda y revisar sus calendarios. No se trata de huir de las responsabilidades, sino de ser auténticos dueños de su tiempo. La construcción de un futuro organizacional no se da en cinco minutos de sobra; se logra con espacios intencionales, con conversaciones significativas y con un tiempo libre que nos permita ver más allá de lo urgente.
El cambio de paradigma es claro: liderar no es hacer más cosas, sino hacer las que realmente importan.
Por Ezequiel Kieczkier, CEO y socio fundador, y Alberto Bethke, socio fundador de la
consultora OLIVIA.
Te invitamos a ver el episodio "Líderes sin tiempo" de Whisky Stories en nuestro canal Olivia Play.