Como mujer profesional y consultora de gestión del cambio, me pregunto constantemente ¿Qué hace que algunas empresas logren cambiar y otras se queden en el camino? ¿Qué hace que las empresas dejen de pensar de manera táctica y comiencen a pensar de manera estratégica?
Desde mi rol ¿Qué estoy aportando para contribuir a ese cambio de pensamiento?
De esta manera, se sabe que la resistencia al cambio es natural en el ser humano. Nos resistimos por miedo a lo que no conocemos, por temor a fracasar, y eso hace que tengamos una mirada sesgada a lo desconocido. Para poder pensar estratégicamente, es necesario que las personas no vivan como un impuesto los procesos de cambio.
Por el contrario, desde mi lugar contribuyo a lograr el involucramiento de las personas en esta transición, escuchar sus temores, dudas, ponerme en su lugar, entenderlas por sobre todo, desafiarlas a salir de su estatus quo y ayudarlas para que estén prepararas para dejar atrás pensar tácticamente.
Así mismo, trato de convertirme en una aliada y consejera en este nuevo proceso explicándoles los beneficios y para qué lograrlo. Además, recomiendo que haya una comunicación fluida y clara de manera tal que todos conozcan los procesos de transformación que se van a poner en práctica.
Es por ellos que en Olivia, las consultoras ayudamos a las organizaciones a lograr sus objetivos estratégicos de transformación organizacional con una mirada integral enfocada en las personas y procesos para lograr el éxito del cambio: nuestra misión es sumar voluntades, esfuerzos y comportamientos esperados a esta nueva visión estratégica.
Y siento, que especialmente las mujeres, tenemos esa sensibilidad para empatizar con las personas a las que asistimos. Para llevarlos a ir más allá de sus limitaciones.
En conclusión, tenemos la posibilidad de modificar y cuestionar el camino, innovar en las formas de hacer y pensar, anticiparnos, cambiar lo negativo a lo positivo. Eso es lo que marca la diferencia en las organizaciones y les permite lograr ese pensamiento de cambio y no quedarse en el querer. No quedarse en la parálisis del miedo.
En el día de la mujer, invito a todas mis colegas a sentirse orgullosas de este pequeño grano de arena que ponemos todos los días para transformar a las personas y las organizaciones en la mejor versión de si mismos.
Saludos
Marina Modera, Consultora de Gestión del cambio.