Sentido común: el superpoder humano en la era de la IA
La inteligencia artificial (IA) parece cada vez más omnipresente en nuestras vidas. Más rápida para aprender y ejecutar, está acaparando cada vez más espacios. Sin embargo, existen ámbitos que bien haríamos en cultivar para complementar y humanizar la IA: el sentido común y el estilo.
Consideramos a la inteligencia artificial (IA) como una herramienta que, probablemente, cambiará por completo nuestras vidas. En lo personal, ya lo hace un poco más cada día, a menudo sin que siquiera nos demos cuenta. En nuestra vida cotidiana, la adoptamos con más entusiasmo a través de aplicaciones que instalamos en nuestros dispositivos o mediante nuevos servicios que implementamos en el hogar.
Sin embargo, en el ámbito profesional, la percepción no es tan clara. Suelen existir dos extremos: por un lado, quienes ven la IA como una fuerza maligna que nos llevará a perder nuestros trabajos; y por otro, quienes la consideran la respuesta a todos nuestros problemas presentes y futuros, una suerte de "Santo Grial" del siglo XXI.
Hemos hablado de ambos extremos en notas anteriores en este espacio. Hoy los invito a reflexionar sobre una cualidad humana que podría unir ambas perspectivas: el sentido común. Una de las razones es que el sentido común es un poder que la IA nunca podrá adquirir. Es un principio organizador que ha estructurado nuestras vidas desde los inicios de la humanidad. Pero vayamos por partes.
El diccionario define el "sentido común" como la "capacidad del ser humano para valorar situaciones de la vida cotidiana y tomar decisiones acertadas." La base de estas decisiones radica en las creencias compartidas que, a lo largo del tiempo, nos han enseñado qué nos protege, qué nos genera bienestar, qué es beneficioso para preservarnos como comunidad o sociedad y qué nos pone en riesgo.
El poder del sentido común en un mundo de datos
El sentido común se basa en aquellas experiencias que todos consideramos prudentes, lógicas o válidas. Podemos, entonces, definirlo como un principio organizador basado en un aprendizaje colectivo. Es un conocimiento que nos ayuda a orientarnos entre lo positivo y lo negativo, lo bello y lo feo, tanto en nuestras familias como en nuestros trabajos. En resumen, el sentido común nos permite encontrar orden en un mundo que ha estado en constante cambio desde que existimos. Y puede cumplir esa misma función en este nuevo mundo en el que, como todos intuimos, compartiremos nuestra existencia con la inteligencia artificial y sus datos.
Aunque los sistemas de inteligencia artificial pueden procesar enormes cantidades de datos y patrones, su capacidad para comprender y aplicar "valores compartidos", "intuiciones sociales" o "empatía contextual" seguirá siendo siempre limitada. Esto se debe a que el sentido común no es simplemente el resultado de un análisis lógico, sino de un proceso colectivo y cultural que abarca siglos de experiencias humanas.
De hecho, esto ya está ocurriendo. Como recordarán, la inteligencia artificial funciona, aprende y evoluciona en función de las preguntas que le formulamos, conocidas como “prompts.” Sin embargo, estos prompts solo generarán resultados útiles y válidos si somos capaces de afinarlos y mejorarlos constantemente, basándonos en los valores que consideramos positivos, válidos y útiles; en otras palabras, en lo que nos dicta el sentido común. Por eso, la IA no puede decidir qué es ético en una situación empresarial ni reconocer cuándo una solución tecnológica podría generar consecuencias no deseadas en un entorno comunitario.
El poder del sentido común en nuestras organizaciones
En última instancia, nuestro sentido común reduce el mundo de la IA al conjunto de “variables” que necesita para poder funcionar. Podríamos decir que es el sentido común el que ayuda a la IA a discernir entre lo que consideramos “positivo” y lo potencialmente negativo. Por eso, creo que el sentido común es quizás la habilidad más importante que podemos aplicar en el uso de la IA. Me atrevería incluso a afirmar que el sentido común es el soft skill más valioso que poseemos para adentrarnos en este nuevo mundo en el que compartiremos nuestra vida con las máquinas. Especialmente en un momento en que, debido a la fascinación por el poder de la IA, el propio ser humano corre el riesgo de perder el norte al utilizarla.
Llevado al mundo de nuestras organizaciones, me atrevería a decir que, en un futuro compartido con la IA, estas dependerán de aquellos líderes y personas capaces de definir qué es el sentido común. Porque todo lo demás —el conocimiento teórico, el análisis o los procesos científicos— lo realizará la IA, y cada vez con mayor precisión.
Desde esta perspectiva, el sentido común está en camino de convertirse en el instrumento que, como ningún otro, contribuirá a “humanizar” y darle verdadero sentido a la IA. Por ello, los invito a que nos animemos a cultivar este soft skill que, en un mundo compartido con la IA, probablemente será el más valioso de todos.
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Por Alejandro Goldstein, socio de Olivia.