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El futuro del trabajo: más humano que nunca

Escrito por Alberto Bethke | 30/06/2025 17:04:31

La clave del futuro del trabajo: desarrollar nuestra sabiduría por encima de nuestra inteligencia.

Mientras la inteligencia artificial avanza, vemos que el verdadero diferencial no está en competir con las máquinas, sino en ser profundamente humanos. La clave del futuro del trabajo: desarrollar nuestra sabiduría por encima de nuestra inteligencia.

La pandemia nos llenó de falsos profetas. Las tapas de revistas proclamaban que nunca más volvería a la oficina, y ahora, el nuevo mantra que aparece es que la inteligencia artificial (IA) “acabará con millones de empleos”. Pero cuando apartamos el ruido mediático y miramos con honestidad hacia el futuro del trabajo, descubrimos una realidad más matizada y, paradójicamente, más esperanzadora.

En este artículo, basado en el episodio “El futuro del trabajo: ¿quién se lo queda?” de Whisky Stories, nuestro espacio de conversación sobre los desafíos y aprendizajes en consultoría organizacional, exploramos cómo la revolución tecnológica no viene a reemplazarnos, sino a desafiarnos a ser más humanos que nunca.

La amenaza tecnológica para el futuro del trabajo

La IA, con todo lo que pudimos comprobar hasta ahora, funciona principalmente como una herramienta que, muchas veces, nos provee de atajos. En un punto, podría compararse con un teléfono celular: hace 25 años sabíamos números de memoria, ejercitábamos nuestra capacidad mnemotécnica, teníamos una relación directa con los datos. Hoy, almacenamos todo en el dispositivo y, aparentemente, tenemos más tiempo libre. Pero ¿qué hacemos con ese tiempo? Muchas veces, simplemente lo perdemos scrolleando en las redes sociales.

La pregunta no es si la tecnología suma o resta, sino cómo la usamos. Y más importante aún: qué le queda al ser humano como trabajo verdaderamente humano cuando las máquinas pueden hacer muchas de nuestras tareas técnicas.

Imaginemos que le pedimos a una aplicación de IA que escriba una carta de amor. Probablemente obtendremos algo técnicamente correcto, con las palabras adecuadas y la estructura apropiada. Pero es muy posible que le falte algo fundamental: el alma, la intención, la historia personal que hace que esa carta sea única e irrepetible. Lo que le queda al humano es ser más romántico que antes. El romanticismo común, automatizable, dejó de existir. Ahora tenemos que ir por más, por algo genuinamente nuestro. 

Este principio aplica a todas las disciplinas humanas: mientras más se automatice lo básico, más valor tendrá lo auténticamente humano. El trabajo del futuro requiere aumentar competencias y habilidades. Antes uno podía estudiar, obtener una especialización, hacer una maestría y eso servía para toda una vida profesional. Hoy, eso ya no es suficiente. En esta nueva etapa, mientras “más humano” uno sea, más posibilidades tendrá de conseguir empleo.

De la inteligencia a la sabiduría: el verdadero salto evolutivo

La IA no va a reemplazar nuestra inteligencia, va a complementarla. Pero esto nos obliga a un salto cualitativo: pasar de ser inteligentes a ser sabios. Vayamos a un caso cotidiano del mundo del trabajo: tradicionalmente buscábamos contratar talento joven e inteligente, pero a la hora de poner a alguien en un cargo clave, buscamos sabiduría.

La diferencia es fundamental: inteligencia es resolver algo rápido, sabiduría es hacerlo en el momento justo. La sabiduría suma conocimiento, experiencia y esa formación propia que permite, ante la sucesión de hechos, tomar un camino diferente porque se tiene una visión distinta. Eso es profundamente humano.

Este cambio paradigmático trae consigo el colapso del rol tradicional del jefe, supervisor o gerente como mero controlador de procesos. Lo que resurge con fuerza son los super especialistas: personas que no solo dominan técnicamente su área, sino que pueden aportar esa perspectiva humana única que ninguna máquina puede replicar.

Las power skills, antes llamadas soft skills, se convierten en el verdadero diferencial. Pensamiento crítico, pensamiento estratégico, capacidad de generar empatía, habilidades gregarias que nos permiten crear algo nuevo junto a otros. Según el World Economic Forum, estas competencias empiezan a ser cada vez más relevantes, y todas son esencialmente humanas.

La innovación y la creatividad nacen de lo gregario por encima de lo individual. Las power skills tienen que ver con aquello que nos une como seres humanos para crear algo nuevo, en lugar de aquella inteligencia que nos da el poder de tener razón sobre algo que ya no existe.

El blend perfecto: tecnología + humanidad

No podemos dejar de lado el conocimiento técnico, pero la excelencia técnica ya no es un diferencial. Está ahí, está en nosotros, está al alcance de la tecnología. Quizás la diferencia, al menos por un tiempo, esté en cómo usamos la tecnología, pero eso también se commoditizará. Lo verdaderamente diferente es esa capacidad humana de juntarnos con otros, crear futuro, cambiar el presente y conseguir adhesión para empezar ese camino. A eso le llamamos visión estratégica, y es irreemplazablemente humano.

Si tuviéramos que diseñar una estrategia de upskilling y reskilling para los próximos años, el foco estaría claro: desarrollar pensamiento crítico, pensamiento estratégico, capacidad empática y habilidades colaborativas. Todas estas competencias se desarrollan en la experiencia, en la práctica, en la relación con otros.

La formación del futuro no será tanto sobre qué aprender, sino sobre cómo pensar, cómo relacionarse, cómo crear valor genuinamente humano en un mundo cada vez más automatizado. Lo que será cada vez más valioso es la capacidad humana de aportar perspectiva única, crear conexiones inesperadas, generar empatía genuina y construir futuros que aún no existen.

El futuro del trabajo no se trata de competir con las máquinas, sino de ser auténticamente humanos. Y esa puede ser la mejor noticia que podríamos recibir en medio de tanta incertidumbre tecnológica.

En Olivia creemos que la transformación cultural de las organizaciones pasa precisamente por reconocer y potenciar esta dimensión humana única e irrepetible que cada persona aporta. Porque al final del día, las empresas las hacen las personas, y las personas somos irreemplazablemente humanas.

Te invitamos a ver el episodio completo “El futuro del trabajo: ¿quién se lo queda?” en Whisky Stories, donde profundizamos en estas reflexiones sobre el futuro laboral y sus implicancias para las organizaciones.

Por Ezequiel Kieczkier, CEO y socio fundador, y Alberto Bethke, socio fundador de la consultora OLIVIA.