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¿Quién hubiera dicho que verde y digital serían hermanos gemelos después de tantos años de uno o el otro? ¿Quién hubiera dicho que “verde” podía volverse un concepto inefable a pesar de sus juiciosos inicios más bien de hippies haciendo compost? ¿o que “digital“ sería uno de los términos más confiables del mundo, cuando hasta hace poco no era más que ciencia ficción?

Pero así es. Los humanos nos volvemos cada vez más transformables, en el buen sentido. De a poco, estamos entendiendo el contexto, asumiendo que los cambios ocurren de verdad, que el DeLorean de los nuevos paradigmas no va a esperarnos, que la versatilidad y la amplitud de conocimiento nos posiciona y nos mantiene a flote en mares desconocidos.

Hace unos días, repasando los recursos de escritura en un taller, un participante describía al oxímoron como una relación simbiótica entre dos palabras. Esa forma de emparentarlas y mantenerlas juntas a lo largo de una narración, ya sea por encuentros, opuestos o acompañamientos. Decía que esa relación sirve para conseguir una efectividad poética más interesante y perdurable, para la potenciación de un nuevo significado. No pude evitar extrapolar ese recurso hacia la reflexión que nos trae hoy, a este artículo.

Todo el tiempo pasan muchas cosas a la vez. Lo importante será entender qué obtendremos de combinar dos elementos, que hasta hace poco eran hechos aislados.

El origen

Entre 2019 y 2020 la Comisión Europea tomó genuina consciencia de las dos revoluciones que están transformando el mundo: la revolución digital y la transición ecológica. A través del Pacto Verde Europeo, esta nación se propuso “ser el primer continente climáticamente neutro en 2050”, es decir conseguir la neutralidad de emisiones en el territorio, desarrollar la economía circular y promover el desarrollo sostenible. Esto transformará a la Unión Europea en un actor económico altamente competitivo cuyo crecimiento esté disociado del uso de los recursos.

Hoy, son varios los países de Europa, de Asia y América que están liderando la transformación gemela en diferentes sectores: Alemania, Dinamarca, Singapur, Países bajos, Suecia, Chile, Mexico.

Inspirarnos con esta iniciativa e impulsar la doble transformación puede garantizar soluciones realmente útiles que nos lleven a un futuro más justo a nivel global. Esto se traduce en: la unión obligada del fortalecimiento ambiental (menos emisiones de CO2, uso responsable del suelo, gestión del tránsito y aprovechamiento de residuos, por nombrar algunos); con las nuevas, y no tanto, tecnologías digitales (Inteligencia Artificial, Blockchain, impresión 3D, construcción circular y robótica, entre otras) para conseguir de forma directa más agilidad de mercado y más del doble de rentabilidad en las empresas.

Pensemos, por ejemplo, cuánto tiempo, dinero y huella de carbono ahorraríamos si en obras de gran escala o en un sistema de viviendas probáramos el mobiliario y otros equipamientos estructurales con diseños de realidad aumentada a partir de hologramas. Millones de camiones sin transitar, muchos más árboles sin talar ni alimentar un sobre stock de muebles innecesario y miles de posibilidades extra para nuestros clientes, que justamente por ello, nos elegirían más y no menos.

Pensemos si no, cuánto pueden reducirse los recursos necesarios para la producción de un automóvil, en materia de extracción de hierro, la cantidad de acero requerida (al menos 900 kg menos) la energía necesaria para fundirlo y la cantidad de combustible utilizada para llevar la materia prima hacia el punto de fabricación de chasis, si se imprimieran en 3D con polímeros de minerales naturales.

Que nadie separe a los gemelos

¿Qué pasa si no ejercitamos este pensamiento simultáneo? ¿Qué pasa si desarrollamos primero y por un lado la transición verde, y luego por el otro, la transformación digital? Probablemente lo mismo que a los gemelos fantásticos: si están fuera del alcance uno del otro, si no pueden ponerse en contacto, entonces no son capaces de activar sus poderes.

Muchas organizaciones están mirando nuevas tecnologías, pero ignorando las necesidades medioambientales; o viceversa. Un enfoque que tapa uno al otro en vez de los dos a la vista, al frente; les quita visibilidad y proyección enfocada. Peor aún, desarrollar desde la ausencia alimenta un hueco que paradójicamente puede hacer caer nuestro negocio por su propio peso.

Tuvimos este síntoma antes, incluso en otro tipo de transformaciones más simples como, por ejemplo, cuando pasamos de la gestión de proyectos tradicional a la agilidad y las metodologías innovadoras. Fue difícil naturalizar que desarrollar más de una cosa a la vez, podría darnos resultados inesperadamente exitosos. Sin dudas, más que nunca es hora de seguir pensando en esa sintonía.

Twin, es el concepto perfecto para manifestar que estas dos transiciones tienen que darse al mismo tiempo y en sincronía porque sólo así aseguran beneficios puertas adentro y afuera. Estos son los focos de potenciamiento que encontramos en ese sentido, y que desarrollaremos en próximas publicaciones:

  • el impacto positivo en el negocio por el fortalecimiento y la actualización de nuestros productos y servicios, y por la creación de nuevas oportunidades de desarrollo.
  • el posicionamiento de nuestra propuesta de valor en el mercado empleador y en el universo de marcas innovadoras y de vanguardia global.
  • lo que conecta los dos puntos anteriores: líderes mucho más y mejor preparados que tienen claridad en modelos de negocio de este estilo y sostienen la transformación.

Podríamos decir que es lógico que nadie quiera quedarse fuera de este doble desafío de sostenibilidad y digitalidad. Sin embargo, sabemos también que, en términos de cambios, nada es tan fácil ni se da de un día para el otro. Tendremos que apoyarnos mucho en la innovación y sus procesos de diseño de soluciones centradas en las personas, comunidades y países; como aceleradores de transición.

Las compañías que adoptan Twin Transition son, en líneas generales, las que buscan fomentar modelos de negocio basados en ecosistemas impulsados por la sustentabilidad y habilitados por la tecnología y consideran a la sostenibilidad como una oportunidad de negocio, así como una respuesta a los desafíos sociales. A la vez, combinan recursos para escalar aplicaciones tecnológicas en prácticas sustentables y también empoderan y nutren a su talento para sostener e impulsar dicha transformación. 

 

Entonces… ¿cómo empezamos? Quizás sea bueno dejar las recetas para más tarde y, primero, simplemente mañana contagiar esta idea en nuestros equipos, elegir un proceso de digitalización

Por Paula Benardoni Líder Especialista en Innovación y People Centricity

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