El intraemprendimiento dejó de ser una tendencia emergente para convertirse en una necesidad estratégica. Sin embargo, muchas organizaciones enfrentan el mismo desafío: ¿Cómo pasar del concepto a la implementación real?
En un artículo anterior exploramos por qué el intraemprendimiento es vital para el futuro empresarial. Ahora, es momento de abordar el cómo: las estrategias concretas para cultivar ese espíritu emprendedor interno que transformará la empresa desde adentro.
Existe un paralelismo revelador entre el intraemprendimiento y el clásico ensayo “Un mensaje a García", del ensayista estadounidense Elbert Hubbard. En esta historia, Rowan recibe la misión de entregar un mensaje al General García en medio de la guerra, sin saber dónde está ni cómo llegar. No pregunta detalles, no pide instrucciones paso a paso: simplemente, toma el mensaje y lo entrega.
Este es precisamente el espíritu del intraemprendedor: la capacidad de ver una oportunidad, tomar la iniciativa y ejecutar sin requerir supervisión constante ni que le resuelvan cada obstáculo. El intraemprendedor es quien identifica una necesidad en la organización y asume la responsabilidad de “entregar el mensaje”, es decir, llevar la idea a la realidad.
El intraemprendedor comparte tres características con el protagonista de esta historia:
Si bien Rowan operaba en un ambiente hostil, la empresa moderna debe esforzarse por crear un ambiente que no solo permita, sino que fomente activamente el surgimiento de sus propios “Rowans”. Aquí es donde muchas organizaciones fallan: esperan comportamiento intraemprendedor sin crear las condiciones necesarias para que florezca.
A continuación, detallamos cinco claves del intraemprendimiento para tener en cuenta:
La innovación y la creatividad deben estar en el centro de los valores corporativos. Esto significa fomentar activamente la curiosidad y la apertura al cambio, no solo declararlo en la misión de la empresa. Las organizaciones deben crear espacios donde los empleados se sientan cómodos desafiando el status quo y proponiendo nuevas formas de hacer las cosas.
El compromiso de los líderes debe ser real y manifestarse tanto en la asignación de recursos como en la apertura genuina a escuchar y apoyar las nuevas propuestas. Si los altos cargos no están conscientes y convencidos de la importancia de estas iniciativas, es muy difícil que el desarrollo de ideas prospere. El apoyo gerencial es importante para validar la iniciativa del empleado.
Las organizaciones deben entender que no todas las ideas serán exitosas. Crear un entorno psicológicamente seguro donde los empleados se sientan cómodos compartiendo ideas y asumiendo riesgos calculados es esencial. Si se castigan los errores, se inhibe la proactividad. El fracaso debe verse como una valiosa oportunidad de aprendizaje organizacional, no como un revés que debe evitarse a toda costa.
Aunque “Un mensaje a García” es valioso porque Rowan lo ejecutó con recursos limitados, en el mundo corporativo la empresa debe proporcionar lo necesario para que los intraemprendedores puedan materializar sus ideas. Esto implica financiamiento, herramientas, tiempo dedicado y una estructura organizacional flexible. Las buenas ideas necesitan combustible para convertirse en realidad.
Reconocer y celebrar el éxito de los intraemprendedores es clave para reforzar la motivación y construir una cultura sostenible. Esto puede materializarse a través de incentivos monetarios, reconocimiento público o beneficios profesionales como oportunidades de crecimiento interno y formación especializada. El reconocimiento no solo premia al intraemprendedor, sino que inspira a otros a seguir su ejemplo.
El contexto latinoamericano presenta desafíos y oportunidades únicos para el intraemprendimiento. Aunque la actividad emprendedora de los colaboradores es aún incipiente, el concepto tiene un potencial enorme para convertirse en una herramienta transformadora.
La diferencia entre esperar empleados tipo Rowan y crear una verdadera cultura intraemprendedora radica en la intencionalidad. Si “Un mensaje a García” trata del valor inestimable de la ejecución autónoma y sin excusas, el intraemprendimiento representa el mecanismo por el cual las empresas canalizan ese mismo espíritu en sus colaboradores para convertirlos en un motor de innovación y crecimiento.
La empresa inteligente no solo espera que sus empleados sean Rowans, sino que activamente crea el clima y la estructura para que ese comportamiento sea posible y rentable. Esto implica:
Implementar el intraemprendimiento no es adoptar una nueva práctica organizacional aislada, sino transformar profundamente la forma en que las compañías entienden la innovación, el talento y el futuro. Representa una vía para aprovechar el potencial creativo de los colaboradores, lo que conduce a un mayor compromiso y retención del talento.
Los proyectos de intraemprendimiento más exitosos pueden evolucionar hasta convertirse en unidades de negocio independientes, generando ingresos adicionales y diversificando la oferta corporativa.
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Por Hernán Tello, socio de Olivia.