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Con un elenco de estrellas del pop comprometidas con una causa humanitaria, el proyecto demostró cómo la gestión de egos, la resolución de conflictos y una visión compartida pueden conducir a resultados extraordinarios en cualquier ámbito, ya sea en el escenario global o en el mundo empresarial. 

En el mundo vertiginoso de los negocios, donde la competencia es feroz y los objetivos cambian rápidamente, la capacidad de trabajar en equipo de manera efectiva es clave para el éxito. Cada organización es como una orquesta, compuesta por individuos con habilidades diversas que deben coordinarse armoniosamente para lograr resultados extraordinarios. En este sentido, la historia detrás de la creación de “We Are the World”, la canción escrita por Lionel Richie y Michael Jackson a mediados de los 80 y cuyo documental “The greatest night in pop” puede verse por una reconocida plataforma de streaming, ofrece una serie de lecciones sobre la gestión del trabajo en equipo en el mundo corporativo. 

Tomemos este escenario: una noche de enero de 1985, en el estudio de grabación A&M en Los Ángeles, un grupo heterogéneo de las mayores estrellas de la música de entonces, entre quienes se estaban Tina Turner, Bod Dylan, Billy Joel, Diana Ross, Bruce Springsteen, Ray Charles, Cyndi Lauper y Stevie Wonder, se reunió con un propósito enorme: grabar una canción para recaudar fondos y concienciar sobre la terrible hambruna que azotaba a Etiopía, África. Cada artista, con su talento y estilo único, enfrentó el desafío de dejar de lado su ego y colaborar hacia un objetivo común con poco tiempo y mucho cansancio. 

En el mundo corporativo, esta situación refleja la realidad de dirigir equipos multifuncionales donde las personalidades, los egos y las agendas individuales pueden entorpecer el proceso de trabajo en equipo. Sin embargo, la gestión magistral de este proyecto por parte de figuras como Harry Belafonte, Lionel Richie y Quincy Jones deja varias enseñanzas acerca de cómo navegar las complejidades del trabajo en equipo en cualquier organización. 

Belafonte, una figura icónica con una gran comprensión del poder del arte para provocar cambio social desempeñó un rol clave al inspirar la idea del proyecto y reunir a las celebridades de la música. Su visión y pasión por la causa de aliviar la hambruna en África sirvieron como catalizador para movilizar a los artistas hacia un propósito más grande que sus intereses individuales. En el mundo empresarial, líderes visionarios como Belafonte son esenciales para inspirar y alinear a los equipos hacia metas compartidas que trascienden los objetivos individuales. 

Richie, junto con Quincy Jones, ejemplificaron habilidades de gestión de equipo excepcionales durante la grabación. Richie, actuando como facilitador, fue crucial en la resolución de conflictos y en mantener a los artistas enfocados en la tarea entre las distracciones y tensiones inevitables. Su habilidad para mantener la cohesión del grupo y garantizar que todos se mantuvieran alineados con el objetivo establecido es un gran ejemplo para líderes empresariales que enfrentan retos similares en sus equipos. 

Por otro lado, Quincy Jones proporcionó la visión general necesaria para coordinar y dirigir a este grupo diverso hacia un objetivo común. Su capacidad para mantener la calma bajo presión y su enfoque en lo que realmente importaba inspiró a los artistas a canalizar su energía creativa hacia la causa humanitaria que estaban apoyando. En el mundo de los negocios, directivos como Jones son fundamentales para guiar a sus equipos a pesar de la incertidumbre y desafíos, manteniendo la vista puesta en el resultado final. 

La grabación de "We Are the World" no solo fue un logro musical, sino también un ejemplo inspirador de lo que es posible cuando las personas dejan de lado sus diferencias y colaboran hacia un objetivo común. Los resultados están a la vista: la canción recaudó unos US$ 80 millones (equivalentes a unos US$ 160 millones de hoy) para causas humanitarias y el efecto dominó que tuvo esa canción fue increíble. Muchísimos artistas se dieron cuenta de que podían hacer un cambio en el mundo y se unieron en causas solidarias como Live Aid (julio de 1985 en Wembley y Filadelfia) o Live 8 (julio de 2005 en Johannesburgo, Moscú, Filadelfia, Barrie, Chiba, Londres, Cornwall, Edimburgo, Berlín y París).   

En el mundo empresarial, la capacidad de gestionar los egos, resolver conflictos y mantener una visión clara del objetivo son elementos clave para el éxito del equipo. Al igual que este coro de estrellas del pop, las organizaciones pueden lograr resultados extraordinarios cuando cada miembro del equipo contribuye con su talento único en armonía hacia un propósito compartido. 

 

Por Ricardo Kofman, director asociado de Olivia en la Comunidad Valenciana.  

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