El futuro que anticipa ChatGPT, el chatbot desarrollado por OpenAI, genera asombro y miedo a partes iguales. Esta plataforma permite a los no programadores entablar un diálogo directo con un algoritmo y presenciar de primera mano lo que la inteligencia artificial (IA) es capaz de hacer.
ChatGPT es capaz de componer un artículo sobre los orígenes de la humanidad en tan solo 10 segundos, y hacerlo en forma de soneto siguiendo las reglas de William Shakespeare. No es de extrañar que, desde su lanzamiento, en noviembre de 2022, haya atraído a más de 100 millones de usuarios. Para poner esto en perspectiva, Netflix, después de 26 años, cuenta hoy con 230 millones de usuarios en todo el mundo.
El éxito de ChatGPT ha desatado una nueva carrera entre las grandes tecnológicas. El 4 de febrero, Alphabet, la empresa matriz de Google, anunció que su herramienta de inteligencia artificial, llamada Bard, llegaría al público en breve. El 7 de febrero, Microsoft presentó una nueva versión de su motor de búsqueda Bing que funciona con la tecnología de ChatGPT. Ese mismo día, Baidu, el mayor motor de búsqueda de Internet chino, anunció que en marzo presentaría "Ernie", su chatbot basado en IA. Según Statista, 218 millones de usuarios utilizan los servicios de Baidu a diario.
Tanto los usuarios comunes como las empresas tecnológicas están obsesionados con las aplicaciones de la IA, impulsados por el deseo de no quedarse atrás en la carrera por la inteligencia del futuro. Sin embargo, como líderes organizacionales, debemos reflexionar sobre lo que este gran avance representa o no para nuestras empresas. Esto es especialmente relevante en un momento en que todo nuestro negocio está en proceso de cambio.
Debemos aprovechar el poder del algoritmo para acelerar nuestros procesos y nuestro conocimiento a la velocidad de la luz. Pero debemos hacerlo con la mirada puesta en las personas: nuestros clientes, empleados y aliados. Son las personas las que marcan la diferencia en la cadena de valor que ofrece nuestra organización. El algoritmo nos ayuda a entregar nuestro producto o servicio más rápido, de manera más eficiente y sostenible. Pero son las personas las que saben diferenciar, sentir, emocionarse y discernir.
Precisamente esto es lo que no estamos aplicando hoy en día cuando nos dejamos llevar por el poder de la IA sin mirar más allá. Un ejemplo es el trabajo de un abogado, un analista financiero, un periodista, un médico o un contable, que no desaparecerá, pero sí cambiará la forma en que llevan a cabo su desempeño con la ayuda de la IA. Lo que están estudiando hoy ya no será suficiente para el día de mañana. Sin embargo, estos profesionales todavía se están formando principalmente de manera tradicional y sobre herramientas tradicionales, y gran parte de las tareas en nuestras organizaciones y trabajos siguen ese camino.
En lugar de dedicarnos a defendernos o impresionarnos con el poder de la IA, deberíamos cuestionarnos y buscar formas de complementarnos con ella. Esto implica generar recursos, rutinas, prácticas y una cultura organizacional que permitan crear valor a partir del conocimiento compartido entre humanos y máquinas. Las herramientas tecnológicas ya están presentes, como se ve en el área de Recursos Humanos, donde se utilizan para predecir la propensión de un empleado a renunciar, saltarse las reglas de seguridad o identificar a los candidatos ideales para un rol.
La carrera por aprovechar el poder de la IA comienza con entender qué necesitamos para complementarnos con ella desde el conocimiento humano. Si la máquina combina mejor y más rápido la información que le proporcionamos, debemos preguntarnos cómo podemos generar más valor desde nuestra perspectiva humana. Esto implica poner el foco en lo que nos hace más humanos y en lo que la inteligencia artificial necesita de nosotros.
Tenemos la gran oportunidad de aprovechar la combinación entre lo humano y lo tecnológico para potenciar ambos aspectos y mantener a nuestras organizaciones en la vanguardia, generando el impacto diferencial necesario.
Si no lo hacemos, nos quedaremos, en el mejor de los casos, con esta visión:
"La integración de la IA en el mundo empresarial está transformando el futuro de las empresas. Desde la automatización de tareas rutinarias hasta la habilitación de nuevos productos y servicios, la IA tendrá un profundo impacto en la forma en que las empresas operan y compiten. Para incorporar con éxito la IA en sus operaciones, las empresas deben desarrollar una estrategia clara, asegurarse de que sus sistemas de IA estén alineados con su cultura y valores, e invertir en el desarrollo de una fuerza laboral calificada. Al tomar estos pasos, las empresas pueden asegurarse de estar bien posicionadas para tener éxito en la era de la IA."
Este párrafo es el resultado de una investigación solicitada a ChatGPT sobre los retos que propone la IA para las organizaciones. El texto abunda en definiciones sobre sistemas, empresas, productos, servicios y fuerzas. Pero el factor humano no aparece por ningún lado. Pongamos valor a lo que, como personas, podemos aportar a las máquinas para mejorar su contribución a la mejora de nuestras organizaciones.
Por Gabriel Weinstein, Socio y Managing Partner de Olivia para Europa
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