Admitir no saber, también es liderar.
La humildad se convierte en la clave del liderazgo efectivo en la era actual. Cómo los mejores líderes construyen autoridad a través de la autenticidad y la vulnerabilidad controlada.
La reciente partida del papa Francisco nos deja una reflexión profunda sobre lo que significa liderar con autenticidad. Más allá de las creencias religiosas o las opiniones sobre la institución que representaba, Jorge Mario Bergoglio nos enseñó algo fundamental sobre el liderazgo: que el rol no debe eclipsar a la persona.
En este artículo, basado en el episodio “Líder humilde” de Whisky Stories, nuestro espacio de conversación sobre los desafíos y aprendizajes en consultoría organizacional, exploramos cómo la humildad se convierte en una fortaleza del liderazgo contemporáneo y por qué los líderes más efectivos son aquellos que mantienen los pies en la tierra, sin importar cuán alto lleguen en la jerarquía organizacional.
La paradoja del poder y la humanidad en el liderazgo empresarial
Cuando conocimos al papa Francisco, lo que más impactaba era su horizontalidad. Allí estaba una persona que representaba a millones de fieles alrededor del mundo, con un poder casi divino, y sin embargo uno podía preguntarle cualquier cosa. Respondía con humor, con simpleza, con una cercanía que desafiaba toda la pompa que tradicionalmente rodea a los líderes de alto nivel.
Esta experiencia nos lleva a reflexionar sobre una realidad que vemos constantemente en las organizaciones: hay líderes que parecen humanos y otros que parecen estar en un pedestal inaccesible. La diferencia radica en una elección consciente que cada líder debe hacer al asumir su rol.
¿Cuántas veces vimos cómo el ascenso a posiciones de liderazgo transforma completamente a las personas? Amigos que conocíamos por años, que de pronto se convierten en CEOs y pierden esa esencia que los caracterizaba. Es como si el título se hubiera “comido” al ser humano que había detrás.
El rol no te obliga a perder tu humanidad si uno no permite que se la quite. Los líderes más admirables son aquellos que llegaron a sus posiciones siendo quienes son y lograron sostener esa autenticidad a lo largo del tiempo, a pesar de la mayor responsabilidad, presión y complejidad que conlleva liderar una organización.
Poder vs. autoridad en las organizaciones
Existe una distinción importante entre poder y autoridad que todo líder debe comprender. El poder se otorga: lo hace la junta directiva, los accionistas, la estructura organizacional. La autoridad, en cambio, es algo que un líder construye día a día con su equipo, basada en si la gente le cree, confía en él y decide acompañarlo.
La humildad es un componente clave en la construcción de esa autoridad. Cuando un líder no se cree más de lo que es, cuando mantiene coherencia entre lo que piensa, dice y hace, genera credibilidad. Y la credibilidad es la base sobre la cual se construye la autoridad real.
En una época donde el cambio es constante y la complejidad organizacional crece exponencialmente, algo parece haber cambiado en las expectativas sobre el liderazgo. Antes, un líder que decía “no sé” se declaraba incompetente. Hoy, en un mundo donde es imposible saberlo todo, la honestidad intelectual se convirtió en una fortaleza.
Cuando un líder tiene la humildad de reconocer que no tiene todas las respuestas, que hay temas que no domina completamente, o que hay personas en su organización que saben más que él sobre ciertos aspectos, está construyendo credibilidad. Las nuevas generaciones, especialmente, valoran esta autenticidad por encima de la pretensión de omnisciencia.
La vulnerabilidad como herramienta de liderazgo
Aceptar los puntos débiles, reconocer cuando se tiene un mal día, mostrar empatía genuina: estos no son signos de debilidad en un líder, sino manifestaciones de su humanidad. La vulnerabilidad controlada genera conexión y confianza en los equipos.
Un líder que puede decir “esto no lo sé”, “estoy pasando por un momento difícil”, o “necesito apoyo en esta área” no está mostrando incompetencia, sino inteligencia emocional y autoconocimiento.
El verdadero desafío del liderazgo contemporáneo no es llegar a la cima, sino mantenerse auténtico una vez allí. Es sostener los valores que te llevaron a esa posición y recordar que el título no te hace más o menos que nadie.
Francisco (Bergoglio) vivía en el Vaticano, cada palabra suya era analizada por medios de todo el mundo, y sin embargo mantenía esa capacidad de ser él mismo: el hincha de San Lorenzo que podía bromear y conversar de cualquier tema. Esa autenticidad, esa coherencia entre la persona y el rol, es lo que lo convertía en un líder verdaderamente inspirador.
Las 5 características del líder humilde que construye autoridad
Los líderes más efectivos comparten características específicas que los distinguen de aquellos que simplemente ejercen poder. Partiendo el ejemplo del ejemplo del papa Francisco, es posible identificar cinco atributos clave:
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1. Horizontalidad en la comunicación: mantienen la capacidad de diálogo genuino con todos los niveles de la organización, sin crear barreras jerárquicas artificiales.
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2.Reconocimiento de limitaciones: tienen la honestidad intelectual de admitir cuando no saben algo, convirtiendo esta vulnerabilidad en una fortaleza que genera credibilidad.
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3. Coherencia entre persona y rol: no permiten que el título o la posición eclipsen su esencia humana, manteniendo la autenticidad que los llevó al liderazgo.
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4.Construcción de confianza sobre miedo: prefieren que su equipo los siga por convicción y no por temor, entendiendo que el miedo erosiona la autoridad real.
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5. Vulnerabilidad controlada: muestran su lado humano cuando es apropiado, creando conexiones genuinas que fortalecen el liderazgo.
Liderazgo para una nueva era: autenticidad como ventaja competitiva
La humildad en el liderazgo no es un anacronismo ni una debilidad. Es una necesidad para navegar la complejidad del mundo actual. Los líderes que prosperarán son aquellos que entiendan que su rol no es tener todas las respuestas, sino hacer las preguntas correctas, rodearse del mejor talento y crear un ambiente donde ese talento pueda florecer.
En Olivia creemos que la transformación del liderazgo organizacional pasa por recuperar esta dimensión humana, donde los líderes se conecten genuinamente con sus equipos, reconozcan sus limitaciones y construyan autoridad a través de la confianza y no del miedo.
La muerte del papa Francisco nos deja una lección poderosa: el liderazgo más efectivo es aquel que nunca olvida que detrás del rol hay una persona, y que esa persona, con sus virtudes y vulnerabilidades, es precisamente lo que hace al liderazgo auténtico y transformador.
Te invitamos a ver el episodio “Líder humilde” de Whisky Stories, en nuestro canal Olivia Play, donde profundizamos en estas reflexiones sobre el liderazgo auténtico y sus implicancias para las organizaciones del futuro.
Por Ezequiel Kieczkier, CEO y socio fundador, y Alberto Bethke, socio fundador de la consultora OLIVIA.